Baños de Bosque Fundación Caja Castellón

Baños de bosque, la medicina de los Bosques Sanadores

Desde el principio del tiempo humano, todas las sociedades que se han mantenido en contacto con la naturaleza han percibido intuitivamente su poder curativo, para el cuerpo y el alma. Aunque en Occidente este vínculo se ha ido perdiendo en los últimos siglos, desde la década de los 70, diversas ramas de la ciencia y la neurociencia están investigando los cambios que experimenta el cerebro humano ante los factores ambientales y los efectos, a nivel cognitivo y mental, de la conexión de las personas con la naturaleza ya que parece haber una relación directa entre el alejamiento del medio natural y el menoscabo de parámetros de salud física y psíquica.
A raíz de estas investigaciones, en 1982 nació en Japón el Shinrin-yoku (literalmente «baño de aire de los bosques«), una práctica, a través de los denominados senderos ecoterapéuticos, en bosques sanadores que pronto demostró sus beneficios para la salud emocional y física de una elevada población sometida a un alto nivel de estrés.
El Shinrin-yoku se inspiró en las tradiciones sintoístas y budistas que promueven la comunicación con la naturaleza a través de todos los sentidos y se hizo tan popular en Japón que se convirtió además en un magnífico argumento para proteger los bosques y poner en valor sus servicios ambientales. Actualmente ya es una experiencia muy extendida por Europa, Canadá y Estados Unidos (paisajes o itinerarios de salud). En España se ha traducido como baño de bosque y consiste en realizar un recorrido pausado, conducido por un guía experto, para apreciar con todos los sentidos los elementos que conforman el paisaje forestal.

Baños de bosqueBaños de bosque

En 1990, un equipo de investigadores dirigido por Miyazaki realizaba el primer estudio práctico para determinar los efectos fisiológicos de los baños de bosque. Se midieron en los participantes, antes y después de la actividad, parámetros físicos como la presión arterial y la concentración de cortisol en saliva (un biomarcador del estrés), y un grupo caminó por el bosque mientras otro lo hacía por un ambiente urbano. Concluyeron que los ambientes forestales originan concentraciones más bajas de cortisol, y disminuyen la frecuencia cardíaca y la tensión arterial.
Según investigaciones posteriores, uno de los efectos más destacado del baño de bosque se produce por la inhalación de fitoncidas, sustancias volátiles producidas por las especies vegetales a modo de código con el que se comunican (alerta, defensa, atracción, etc.). Los fitoncidas parece que mejoran el sistema inmunitario, detectándose un aumento significativo de la concentración en sangre de células NK (Natural Killer), un tipo de glóbulo blanco que actúa contra las infecciones y células cancerígenas. Esta reacción se atribuye a la acción conjunta de los compuestos volátiles y a la disminución de cortisol (inhibidor de la actividad NK).
Ante los resultados analíticos contrastados tras un baño de bosque, ya se ha reconocido la denominada medicina forestal, y muchos de sus beneficios son admitidos en el programa de la Unión Europea, COST E39 (Forests, Trees and Health and Human Well-being), incluyendo los bosques españoles.
En resumen, los diferentes estudios han mostrado numerosos beneficios fisiológicos y psicológicos, si bien varía el nivel de evidencia: disminuyen las hormonas del estrés (cortisol, catecolaminas, dopamina); se reducen los niveles de glucosa en sangre en diabéticos no insulinodependientes; baja la presión arterial; aumenta la actividad del sistema nervioso parasimpático y se reduce la del simpático; se incrementa la sensación de vitalidad y bienestar; disminuye la ansiedad, la depresión o la fatiga.

Entorno del Parque Natural del Penyagolosa. Autor, Dani FerrerEntorno del Parque Natural del Penyagolosa. Autor, Dani Ferrer

Parece que los resultados son mejores en espacios naturales o urbanos con grandes ejemplares de árboles, y siguiendo las pautas de los expertos médicos japoneses: caminar sin prisa, respirar conscientemente el aire del bosque, y sumergirnos en su profundidad con todos los sentidos, en sus sonidos o silencios, olores, formas, paisajes y sabores. Además, la figura del árbol tiene por sí misma un simbolismo arraigado en el ser humano: representa la vida, nuestra propia configuración, los cuatro elementos, la vía de comunicación entre el cielo y la tierra… Por esa razón, tan sólo la contemplación de un árbol maduro ya nos inspira paz, equilibrio y bienestar.
Para aprovechar al máximo los fitoncidas, algunos guías de baños de bosque en España prefieren los bosques maduros con árboles grandes y de avanzada edad en los que se desarrolla una gran biodiversidad que emite miles de compuestos. Sin embargo, muchos estudios señalan también beneficios por estar en contacto con parques urbanos o espacios acuáticos.
Descubrir y describir todos los mecanismos de la naturaleza que influyen sobre el ser humano es aún objetivo de múltiples líneas de investigación internacional. En Cataluña, se ha puesto en marcha el proyecto Bosques sanos para una sociedad saludable, en el que participa el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF). Su principal objetivo es identificar las sustancias químicas que emiten las plantas en bosques del Montseny, los mecanismos por los que se incorporan y metabolizan en el cuerpo humano después de un paseo por el bosque, y determinar si la madurez del bosque y su composición, entre otras características, hace variar las concentraciones de estos principios activos.
Tras recorrer un paisaje natural todos experimentamos cambios positivos, a veces imperceptibles, sensaciones benéficas atávicas, una magia que nos imbuye de un respeto y una admiración ancestral y aunque sólo fuera por sentir esas emociones, dejémonos bañar por los bosques y hagamos que siempre existan bosques en los que bañarnos.

Barranc dels HortsBarranc dels Horts. Fundació Caixa Castelló


Traducció al valencià:

Banys de bosc, la medicina dels Boscos Sanadors

Des del principi del temps humà, totes les societats que s’han mantingut en contacte amb la natura han percebut intuïtivament el seu poder curatiu, per al cos i l’ànima. Encara que a Occident este vincle s’ha anat perdent en els últims segles, des de la dècada dels 70, diverses branques de la ciència i la neurociència estan investigant els canvis que experimenta el cervell humà davant dels factors ambientals i els efectes, a nivell cognitiu i mental, de la connexió de les persones amb la natura ja que pareix haver-hi una relació directa entre l’allunyament del medi natural i el menyscabament de paràmetres de salut física i psíquica.
Arran d’estes investigacions, en 1982 va nàixer al Japó el Shinrin-yoku (literalment «bany d’aire dels boscos»), una pràctica, a través de les denominades sendes ecoterapèutiques, en boscos sanadors que prompte va demostrar els seus beneficis per a la salut emocional i física d’una elevada població sotmesa a un alt nivell d’estrés.
El Shinrin-yoku es va inspirar en les tradicions sintoistes i budistes que promouen la comunicació amb la naturalesa a través de tots els sentits i es va fer tan popular al Japó que es va convertir a més en un magnífic argument per a protegir els boscos i posar en valor els seus servicis ambientals. Actualment ja és una experiència molt estesa per Europa, Canadà i Estats Units (paisatges o itineraris de salut). A Espanya s’ha traduït com a bany de bosc i consisteix a realitzar un recorregut pausat, conduït per un guia expert, per a apreciar amb tots els sentits els elements que conformen el paisatge forestal.
En 1990, un equip d’investigadors dirigit per Miyazaki realitzava el primer estudi pràctic per a determinar els efectes fisiològics dels banys de bosc. Es van mesurar en els participants, abans i després de l’activitat, paràmetres físics com la pressió arterial i la concentració de cortisol en saliva (un biomarcador de l’estrés), i un grup va caminar pel bosc mentres un altre ho feia per un ambient urbà. Van concloure que els ambients forestals originen concentracions més baixes de cortisol, i disminuïxen la freqüència cardíaca i la tensió arterial.
Segons investigacions posteriors, un dels efectes més destacat del bany de bosc es produïx per la inhalació de fitoncides, substàncies volàtils produïdes per les espècies vegetals a manera de codi amb què es comuniquen (alerta, defensa, atracció, etc.). Els fitoncides pareix que milloren el sistema immunitari, detectant-se un augment significatiu de la concentració en sang de cèl·lules NK (Natural Killer), un tipus de glòbul blanc que actua contra les infeccions i cèl·lules cancerígenes. Esta reacció s’atribuïx a l’acció conjunta dels compostos volàtils i a la disminució de cortisol (inhibidor de l’activitat NK).
Davant dels resultats analítics contrastats després d’un bany de bosc, ja s’ha reconegut la denominada medicina forestal, i molts dels seus beneficis són admesos en el programa de la Unió Europea, COST E39 (Forests, Trees and Health and Human Well-being), incloent els boscos espanyols.
En resum, els diferents estudis han mostrat nombrosos beneficis fisiològics i psicològics, si bé varia el nivell d’evidència: disminuïxen les hormones de l’estrés (cortisol, catecolamines, dopamina); es reduïxen els nivells de glucosa en sang en diabètics no insulinodependents; baixa la pressió arterial; augmenta l’activitat del sistema nerviós parasimpàtic i es reduïx la del simpàtic; s’incrementa la sensació de vitalitat i benestar; disminuïx l’ansietat, la depressió o la fatiga.
Pareix que els resultats són millors en espais naturals o urbans amb grans exemplars d’arbres, i seguint les pautes dels experts mèdics japonesos: caminar sense pressa, respirar conscientment l’aire del bosc, i submergir-nos en la seua profunditat amb tots els sentits, en els seus sons o silencis, olors, formes, paisatges i sabors. A més, la figura de l’arbre té per si mateixa un simbolisme arrelat en el ser humà: representa la vida, la nostra pròpia configuració, els quatre elements, la via de comunicació entre el cel i la terra… Per eixa raó, tan sols la contemplació d’un arbre madur ja ens inspira pau, equilibri i benestar.
Per a aprofitar al màxim els fitoncides, alguns guies de banys de bosc a Espanya prefereixen els boscos madurs, amb arbres grans i d’avançada edat, on es desenvolupa una gran biodiversitat que emet milers de compostos. No obstant això, molts estudis assenyalen també beneficis per estar en contacte amb parcs urbans o espais aquàtics.
Descobrir i descriure tots els mecanismes de la naturalesa que influïxen sobre el ser humà és encara objectiu de moltes línies d’investigació internacional. A Catalunya, s’ha posat en marxa el projecte, Boscos sans per a una societat saludable, en el que participa l’Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) i el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF). El seu principal objectiu és identificar les substàncies químiques que emeten les plantes en boscos del Montseny, els mecanismes pels quals s’incorporen i metabolitzen en el cos humà després d’un passeig pel bosc, i determinar si la maduresa del bosc i la seua composició, entre altres característiques, fa variar les concentracions d’estos principis actius.
Després de recórrer un paisatge natural tots experimentem canvis positius, de vegades imperceptibles, sensacions benèfiques atàviques, una màgia que ens imbuïx d’un respecte i una admiració ancestral i encara que només fora per sentir eixes emocions, deixem-nos banyar pels boscos i fem que sempre existisquen boscos en què banyar-nos.