Caminos de trashumancia. Las migas de los pastores durante el invierno

Caminos de trashumancia. Las migas de los pastores durante el invierno

Durante siglos, las cabañas ganaderas que salían cada otoño de Orihuela del Tremedal, en la sierra de Albarracín y los Montes Universales turolenses, han venido utilizando la cañada real del reino para invernar en las costas de Castellón: Vinaròs o Benicarló eran algunos de los destinos más solicitados. Son muchos los detalles atractivos sobre la antigua vida de los pastores trashumantes, y en otra ocasión hablaremos del viaje de vuelta hasta las serranías y la dureza de un trayecto que se alargaba durante semanas… Pero hoy nos detendremos en un detalle algo más prosaico: las cenas de invernada y las consabidas migas de pastor.

 

2. Caldero de migas. Autor, Tamorlan

Caldero de migas. Autor, Tamorlan

La cena y el desayuno tradicional de los pastores siempre han consistido en sopas a base de pan con un poco de aceite o sebo. Solamente algunos domingos y festivos se cocinaban migas, aunque algunos rabadanes (los jefes de la expedición) no las permitían por el despilfarro que suponía de pan y de aceite. El encargado de preparar la cena a base de migas era el zagal, es decir, el último de la cola, quien para migar las sopas utilizaba un caldero de madera que no se podía poner al fuego. Tras desmenuzar el pan y preparar todos los ingredientes (aceite, ajo, sal, pimentón y agua) colocaba el caldero sobre la lumbre sin tocar las llamas, y una vez a punto entregaba a cada pastor su cuchara de asta de toro o hueso.

3. Plana de Vinaròs, antiguo lugar de invernada para muchos ganados trashumantes. Autor, Columbusalbus

Plana de Vinaròs, antiguo lugar de invernada para muchos ganados trashumantes. Autor, Columbusalbus

Los comensales rodeaban el caldero (no había platos), el rabadán bendecía la comida y se empezaba a comer en completo silencio. El rabadán, por supuesto, era el primero en empezar la faena. Otra norma elemental dentro del grupo era entrar la cuchara por turnos, es decir, según la categoría del pastor; y también evitar su uso cuando alguien paraba para beber de la bota (no fuera a ser que quedase en desventaja con el resto). Antiguamente el rabadán daba la vuelta al asa del caldero, lo que indicaba que todo el mundo dejaba de comer y echaba un trago de vino o de agua; después de una pausa, volvía a girar el asa y ésta era la señal para reanudar la comida. Los últimos suspiros de las migas se dejaban para el zagal, quien rebañaba el caldero hasta dejarlo más limpio que una patena… Para eso era el encargado de fregar después el cacharro.

 

4. Rebaño trashumante atravesando una carretera. Autor, Mahatsorri

Rebaño trashumante atravesando una carretera. Autor, Mahatsorri

Finalizada la cena cada comensal limpiaba escrupulosamente su cuchara, primero con la lengua y después con los tres dedos principales, pulgar, índice y anular, sin utilizar ni agua ni jabón. El zagal las recogía para introducirlas de nuevo en el hato, y a continuación marchaba en la oscuridad hasta alguna balsa o riacho cercano para lavar el caldero, también sin jabón. Hasta tal punto debía evitarse desperdiciar nada que el agua de fregado se mezclaba con harina de cebada para formar la pella o perruna, y después, bien sobada sobre las losas del suelo, constituía el alimento de esa noche para los perros.

 

5. Una parada en el trabajo para el almuerzo

Una parada en el trabajo para el almuerzo