Corsarios en Oropesa. La vida cotidiana de los cautivos cristianos (1ª Parte)

Corsarios en Oropesa. La vida cotidiana de los cautivos cristianos (1ª Parte)

A partir del año 1516, año en que los hermanos Barbarroja hicieron de Argel su particular feudo pirata, las costas de Castellón y del resto del litoral mediterráneo se convirtieron en el principal coto de caza de los berberiscos. Las presas eran, por supuesto, cautivos cristianos con destino a África y los mercados musulmanes de esclavos. Oropesa del Mar fue uno de los lugares más azotados por esta lacra. Barbarroja atacó este municipio junto a Burriana en 1519, volviendo en la madrugada del 8 de junio de 1536 para efectuar un asalto aún más sanguinario. Experto conocedor de estas costas, en 1545 ponía rumbo al norte para asolar la vecina Vinaròs.

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Torre del Rey. Autor, Luis Pérez

A pesar de sus 3 torres de vigilancia (del Rey, Colomera y Cordà), y del refugio que supuso para los locales el cercano castillo de origen musulmán, las razzias en Oropesa fueron prácticamente imprevisibles a causa de la rapidez del ataque y la pronta retirada por mar. Después, solo la desolación en forma de campos incendiados y edificios destruidos era la única huella palpable de su paso. Con frecuencia los destacamentos de vigilancia solo daban cuenta del peligro cuando ya era demasiado tarde. Los corsarios desaparecían en sus galeras con el mayor número posible de cautivos, matando al resto, mientras el lugar quedaba a menudo totalmente desierto y abandonado: hombres en edad de trabajar, mujeres jóvenes y niños arrancados de sus hogares y de los que, si sus familias no respondían con un suculento rescate en dinero, nada volvía a saberse… ¿Cuál fue realmente el oscuro destino reservado a estos «olvidados de Dios»?

4. Torre de la Cordà, antes de su restauración. Autor, Luipermom

Torre de la Cordà antes de su restauración. Autor, Luipermom

Las principales ciudades esclavistas durante aquella época fueron Trípoli, Túnez, Argel y Salé, esta última en la costa marroquí. El mercado humano estaba asociado a la secular guerra del Imperio Turco con la Cristiandad, y fue tan sumamente próspero que, al menos durante los siglos XVI y XVII, superó en número de personas al que se realizaba a través del Atlántico hacia las colonias europeas de América del Norte, del Centro y del Sur. A veces la captura resultaba excesiva hasta para los propios corsarios, quienes después de alguna expedición particularmente afortunada exclamaban: «llueven cristianos en Argel». Tras una razzia llevada a cabo en Nápoles en 1544, y que terminó con 7000 esclavos a bordo de las galeras, los precios en el mercado cayeron tanto que se podía conseguir un esclavo europeo al irrisorio coste de un kilo de cebollas.

Continuará…

 

Asalto en el mar. Óleo sobre lienzo. Andries van Eertvelt, 1620

Asalto corsario en el mar. Óleo sobre lienzo. Andries Van Eertvelt, 1620