danzas Morella

De las danzas y el folklore de Castellón: Els Torneros en Morella

Sería prolijo por nuestra parte querer sintetizar en unas palabras la riqueza y abundancia de un capítulo tan importante. Si muchos bailes profanos y populares adolecen de falta de originalidad, no ocurre lo mismo con las danzas procesionales, de cuya variedad y belleza el Sexenio morellano ofrece una parcial muestra. Els Ports de Morella se caracterizan precisamente por una copiosidad, desproporcionada respecto al contingente demográfico que los puebla; y en todo caso constituyen la mejor prueba de una prosperidad pretérita de la que ahora son una bella y nostálgica reliquia.
Danzas procesionales las descubrirá el viajero en todos los rincones y aldeas de esta geografía; basta con acudir a cualquiera de las fiestas mayores. Algunas, por desgracia, ya sucumbieron por muy variados motivos, generalmente relacionados con la decadencia demográfica más que por una falta de interés por lo vernáculo, que es pecado ignoto en los hombres y mujeres de esta tierra.
A veces las danzas se repiten en su temática, aunque difieran los nombres: así la de Les Gitanetes de Forcall es conocida en Zorita por la Dels Pastors, lo que demuestra un origen común, una trabazón de motivaciones sociales compartidas por distintos pueblos de la comarca. Otras, en cambio, resultan un alarde de originalidad y singularizan, a menudo, la representatividad de los pueblos que las poseen: Els Torneros en Morella, Els Dansans en Forcall, la Danza Guerrera o Moxiganga en Todolella, la Dels Pastors en Zorita, etc.

Vista de Morella

Vista de Morella

A falta de documentación histórica sobre la materia, hemos de conjeturar sus orígenes por las reminiscencias, por sus peculiaridades, por sus relaciones con actividades sociales o cívicas, por sus temas o por su indumentaria, y aún por su cuna geográfica. En general, y de modo especial en Morella, estas danzas se hallan vitalmente unidas a los gremios medievales. La tradición gremial de Morella yace aún en los topónimos, en los nombres de las calles, en los patronazgos y en las fiestas litúrgicas. Fácilmente se sigue su huella no sólo en la documentación manuscrita de la época, sino en las tradiciones contemporáneas de sus habitantes. En la actualidad las profesiones celebran su día, conservan sus patronos, de cuyas imágenes y culto se ocupan, e, incluso, pueden disponer de capillas o ermitorios propios. Los masoveros del término se aprovechan aún de su cofradía, con sede social en el caserón de la calle de su nombre, y que se ocupa de sus intereses.
Documentalmente consta la existencia de los gremios de Labradores, Notarios, Tejedores, Herreros, Orfebres, Albañiles, Carpinteros, Zapateros, Comerciantes, Nobleza y Esquiladores. Todos ellos celebraban con notable solemnidad las fiestas de sus patronos: había danzas, cuadros plásticos, entretenimientos, espectáculos, algazaras públicas, de las que proceden las actuales danzas y cuadros procesionales. De este modo nacieron la casi totalidad de las conservadas en Morella: Els Llauradorets, del gremio de labradores; Les Verges, Miraverges y Santes, del de artes y oficios; Heroïnes bíbliques, del de comercio; Els Torneros, de la nobleza, y ahora danza de la ciudad; El Carro Triunfant, del de artistas; Els dels Bastonets, del de carpinteros, albañiles y herreros; Els Esquiladors, del de rapacarneros; Els Peraires, del de cardadores de lanas, y la Dels Teixidors, del de tejedores.

Dansa dels Llauradors

Dansa dels Llauradors

Indiscutiblemente la mejor entre todas las danzas mencionadas es la dels torneros, o torners. La historia de esta danza, una de las más antiguas de la Comunidad Valenciana, brilla y destaca en todos los sexenios. Julián Ortí, o Miguel Martí Gamundí, “l’agüelo Susena”, que aprendió de Demesio Peña, marido de la “Trompona”, quien a su vez recibió las enseñanzas del abuelo “Felip de Cacau”, hubieran podido relatarnos las noticias más antiguas recogidas oralmente. Su origen parece ser los antiguos tornos y justas medievales que se tenían para divertir al pueblo. Los torneros son un prodigio de elegancia señorial; sus movimientos, a veces lentos y pausados, otras en cambio rápidos e impregnados de una etérea agilidad, se rematan con el salt, ejercicio brusco e imprevisto en el que el danzante arroja a lo alto su bastón de un metro aproximadamente denominado vareta con el que describe continuas evoluciones entre los dedos, alrededor de la mano, del codo, del brazo o del cuello.
Pero este salto, punto crucial de la danza, ha perdido en apariencia vigor y agilidad, debido a la nueva indumentaria que se estrenó hace 118 años. Antes llevaban unos calzoncillos de punto, largos hasta el tobillo y faldín de randa (puntilla), que denominaban bolero de randa. El arcipreste Tomás Sales por creerlo escandaloso lo mandó sustituir por la actual indumentaria que no es otra que el saragüell tradicional, rematado en puntillas.

Salt dels torneros

Salt dels torneros

En el desfile, abre la marcha el ángel, quien con paso grácil y acompasado, que nunca varía, marca el sentido rítmico de la danza. El ángel no participa en las evoluciones de la danza, lo mismo que el paje, que se empareja a cada uno de los torneros, y que lleva las vírgulas de recambio, para sustituir a la que el danzante utiliza, caso de rotura o pérdida. Al cabo de los bailes fijados a discreción de los propios danzantes, el paje sustituye al tornero en acción, y éste pasa a la condición de paje. Ello da idea de la pesadez de la danza, que ha de recurrir a estas periódicas sustituciones a fin de resistir todo el circuito de la procesión.
El ángel viste calzón negro hasta la rodilla, casaca negra con bordados de oro, gorguera parecida a las que se estilaban en el siglo XVI, de la que se le desprende una lazada de cinta blanca, y sobre el hombro izquierdo se decanta una capilla. El resto de los torneros visten de igual modo, con la salvedad de carecer de capilla, y que su casaca, azul mate, se ajusta al cuerpo, concluyendo las mangas en el codo, a fin de dejarles más libres los antebrazos que servirán de punto de apoyo a la vareta en sus evoluciones.
Desfilan los torneros en hilera; los impares bailan, en tanto los pares actúan de pajes. El ritmo de la dulzaina marca el inicio de los movimientos, siempre sobre la marcha. Una distancia prudencial entre uno y otro impide posibles entorpecimientos y atropellos. Se comienza por el entome: el tornero lanza a lo alto la vareta, da unos pasos a la pata coja y se vuelve, rápido y en rotación, para recogerla apoyándose sobre el pie cojo.

Sexenni de Morella.

Sexenni de Morella. Autor, Tony Tirado

Después del salt los torneros siguen su desfile rítmico, al tiempo que se pasan la vareta. Con la ballesta (el tornero desplaza la vareta de la mano a los bíceps del brazo que la golpean y la hacen subir unos centímetros) se cierra el período de la danza; enmudece la dulzaina y el retoque del tambor; siguen los torneros su ritmo, bien describiendo nuevas evoluciones con la vareta, bien arqueándola sobre la cabeza con las manos en los extremos en un movimiento pendular.
Cuando llega el momento del cambio, el tornero actuante se rezaga un poco, sin dejar de marcar el paso; el paje se adelanta, y al llegar a su altura le cede la vírgula de repuesto. Ahora el paje pasa a danzante y viceversa.
Esta danza representa al Ayuntamiento, y en las procesiones en las que participa precede a l’águila. Actúa únicamente en el Sexenio, y sólo en los primeros días. Por su belleza, elegancia y solemnidad resulta eminentemente señorial. Su porte distinguido, su gallardía, su finura la hacen muy adecuada para época de gestos caballerosos hacia las damas y de amor courtois; más danza palaciega que procesional. En el fondo es un trasunto de la época plácida en que las damas se divertían tañendo el laúd, escuchando al juglar, o esperando al amado con una ansiedad que bien muestran los abundantes romances de nuestra literatura.
La lástima es que esta danza sólo pueda admirarse cada seis años, y es que además su interpretación requiere un duro entrenamiento físico, que obliga –cuando se ensaya- a desplazamientos diarios de hasta cuatro o cinco kilómetros de rítmica marcha.

Recomendación: Danzas procesionales de Morella y del Maestrazgo. Gonzalo Puerto Mezquita

Dansa dels Teixidors

Dansa dels Teixidors

______________________________________
Traducció al valencià:

De les danses i el folklore de Castelló: els Torneros en Morella

Seria prolix per la nostra part voler sintetitzar en unes paraules la riquesa i abundància d’un capítol tan important. Si molts balls profans i populars patixen de falta d’originalitat, no ocorre el mateix amb les danses processionals, de la varietat i bellesa de les quals el Sexenni morellà ofereix una parcial mostra. Els Ports de Morella es caracteritzen precisament per una copiositat, desproporcionada respecte al contingent demogràfic que els pobla; i en tot cas constituïxen la millor prova d’una prosperitat pretèrita de què ara són una bella i nostàlgica relíquia.
Danses processionals les descobrirà el viatger en tots els racons i aldees d’esta geografia; només cal acudir a qualsevol de les festes majors. Algunes, per desgràcia, ja van sucumbir per molt variats motius, generalment relacionats amb la decadència demogràfica més que per una falta d’interés pel vernacle, que és pecat ignot en els hòmens i dones d’esta terra.
A vegades les danses es repetixen en la seua temàtica, encara que diferisquen els noms: així la de les Gitanetes de Forcall és coneguda a Sorita per la Dels Pastors, la qual cosa demostra un origen comú, un lligam de motivacions socials compartides per distints pobles de la comarca. Altres, en canvi, resulten un ostentació d’originalitat i singularitzen, sovint, la representativitat dels pobles que les posseïxen: Els Torneros en Morella, Els Dansans a Forcall, la Dansa Guerrera o Moxiganga en la Todolella, la dels Pastors a Sorita, etc.
A falta de documentació històrica sobre la matèria, hem de conjecturar els seus orígens per les reminiscències, per les seues peculiaritats, per les seues relacions amb activitats socials o cíviques, pels seus temes o per la seua indumentària, i encara pel seu bressol geogràfic. En general, i de manera especial a Morella, estes danses es troben vitalment unides als gremis medievals, una tradició que encara jau en topònims, en noms de carrers, en els patronatges i en les festes litúrgiques. Fàcilment se seguix la seua empremta no sols en la documentació manuscrita de l’època, sinó en les tradicions contemporànies dels seus habitants. En l’actualitat les professions celebren el seu dia, conserven els seus patrons, de les imatges i culte dels quals s’ocupen, i, inclús, poden disposar de capelles o ermitoris propis. Els masovers del terme s’aprofiten encara de la seua confraria, amb seu social en el casal del carrer del seu nom, i que s’ocupa dels seus interessos.
Documentalment consta l’existència dels gremis de llauradors, notaris, teixidors, ferrers, orfebres, obrers, fusters, sabaters, comerciants, esquiladors i noblesa. Tots ells celebraven amb notable solemnitat les festes dels seus patrons: hi havia danses, quadres plàstics, entreteniments, espectacles, gatzares públiques, de les que procedixen les actuals danses i quadres processionals. D’esta manera van nàixer la quasi totalitat de les conservades en Morella: Els Llauradorets, del gremi de llauradors; Les Verges, Miraverges i Santes, del d’arts i oficis; Heroïnes bíbliques, del de comerç; Els Torneros, de la noblesa, i ara dansa de la ciutat; El Carro Triunfant, del d’artistes; Els Bastonets, del de fusters, obrers i ferrers; Els Esquiladors, dels rapadors; Els Peraires, del de cardadors de llanes, i Els Teixidors, del de teixidors.
Indiscutiblement la millor entre totes les danses mencionades és la dels Torneros, o Torners. La història d’esta dansa, una de les més antigues de la Comunitat Valenciana, brilla i destaca en tots els Sexennis. Julián Ortí, o Miguel Martí Gamundí, “l’agüelo Susena”, que va aprendre de Demesio Peña, marit de la “Trompona”, qui al seu torn va rebre les ensenyances del iaio “Felip de Cacau”, hagueren pogut relatar-nos les notícies més antigues arreplegades oralment. El seu origen pareix ser els antics torns i justes medievals que es tenien per a divertir al poble. Els torneros són un prodigi d’elegància senyorial; els seus moviments, a vegades lents i pausats, altres en canvi ràpids i impregnats d’una etèria agilitat, es rematen amb el salt, exercici brusc i imprevist en què el dansaire tira a l’alt el seu bastó d’un metre aproximadament denominat vareta amb què descriu contínues evolucions entre els dits, al voltant de la mà, del colze, del braç o del coll.
Però este salt, punt crucial de la dansa, ha perdut en aparença vigor i agilitat, degut a la nova indumentària que es va estrenar fa 118 anys. Abans portaven uns calçotets de punt, llargs fins al turmell i faldilla de randa, anomenada bolero de randa. L’arxipreste Tomás Sales per creure-ho escandalós el va manar substituir per l’actual indumentària, que no és altra que el saragüell tradicional, rematat en randes.
En la desfilada obri la marxa l’àngel que, amb pas gràcil i compassat que mai varia, marca el sentit rítmic de la dansa. L’àngel no participa en les evolucions de la dansa, el mateix que el patge, que s’emparella a cada un dels torners, i que porta les varetes de recanvi, per a substituir a la que el dansaire utilitza, cas de ruptura o pèrdua. Al cap dels balls fixats a discreció dels propis dansaires, el patge substituïx el torner en acció, i este passa a la condició de patge. Això dóna idea de la duresa de la dansa, que ha de recórrer a estes periòdiques substitucions a fi de resistir tot el circuit de la processó.
L’àngel vist calçó negre fins al genoll, casaca negra amb brodats d’or, gorgera semblant a què s’estilaven en el segle XVI, d’on es desprèn una llaçada de cinta blanca, i sobre el muscle esquerre es decanta una capella. La resta dels torneros visten de la mateixa manera, amb l’excepció de no tindre capella, i que la seua casaca, blau mat, s’ajusta al cos, concloent les mànegues en el colze, a fi de deixar-los més lliures els avantbraços que serviran de punt de suport a la vareta en les seues evolucions.
Desfilen els torneros en filera; els senars ballen, en tant els pars actuen de patges. El ritme de la dolçaina marca l’inici dels moviments, sempre sobre la marxa. Una distància prudencial entre l’un i l’altre impedix possibles entorpiments i tropells. Es comença per l’entome: el tornero llança a l’alt la vareta, fa uns passos a peu coix i es torna, ràpid i en rotació, per recollir-la recolzant-se sobre el peu coix.
Després del salt els torners seguixen la seua desfilada rítmica, alhora que es passen la vareta. Amb la ballesta (el torner desplaça la vareta de la mà als bíceps del braç que la colpegen i la fan pujar uns centímetres) es tanca el període de la dansa; emmudeix la dolçaina i el retoc del tambor; seguixen els torners el seu ritme, bé descrivint noves evolucions amb la vareta, bé arquejant-la sobre el cap amb les mans en els extrems en un moviment pendular.
Quan arriba el moment del canvi, el torner actuant es ressaga un poc, sense deixar de marcar el pas; el patge s’avança, i a l’arribar a la seua altura li cedix la vareta de recanvi. Ara el patge passa a dansaire i viceversa.
Esta dansa representa a l’ajuntament i en les processons en què participa precedix a l’águila. Actua únicament en els Sexennis, i només els primers dies. Per la seua bellesa, elegància i solemnitat resulta eminentment senyorial. El seu port distingit, la seua gallardia, la seua finor la fan molt adequada per a època de gestos cavallerosos cap a les dames i d’amor courtois; més dansa palatina que processional. En el fons és un transsumpte de l’època plàcida en què les dames es divertien tocant el llaüt, escoltant el joglar, o esperant a l’amant amb una ansietat que bé mostren els abundants romanços de la nostra literatura.
La llàstima és que esta dansa només puga admirar-se cada sis anys, i és que a més la seua interpretació requereix un dur entrenament físic, que obliga –quan s’assaja- a desplaçaments diaris de fins a quatre o cinc quilòmetres de rítmica marxa.

Recomanació: Danzas procesionales de Morella y del Maestrazgo. Gonzalo Puerto Mezquita