En tierras del Bergantes. El santuario de la Verge de la Balma (1ª Parte)

En tierras del Bergantes. El santuario de la Verge de la Balma (1ª Parte)

Sorprende comprobar lo áspero y frugal del territorio que bordea el curso del Bergantes. El arbolado es pobre, compuesto por pinos y carrascas a menudo profundamente modificadas por las labores del carboneo. Las heladas limitan una mayor extensión de los cultivos, y éstos, de secano principalmente, se amplían con suerte en algunos valles con pequeñas huertas que apenas aportan lo necesario para una subsistencia local. Pero en el corazón de Els Ports, en Zorita, poblada desde antiguo por gentes duras y hasta tal punto independientes que su territorio nunca perteneció al Maestrazgo de Montesa (cosa que sí ocurrió con la mayor parte de la comarca), la belleza parece que trasciende lo físico y camina con pie firme hacia el ámbito de la espiritualidad.

Río Bergantes. Autor, Ossy59

Río Bergantes. Autor, Ossy59

Y es que, encaramada espectacularmente en un estrato rocoso colgado sobre el Bergantes, en las paredes de la Tossa, el famoso santuario de la Verge de la Balma sigue guardando con celo los caminos del creyente. Antaño se hallaba allí una oquedad labrada por la fuerza del agua, donde pastores ancestrales improvisaron casi con total seguridad sencillas aras donde adorar a sus dioses. Pero no es sino hasta el siglo XIV cuando se levanta en este punto una ermita dedicada a Santa María Magdalena, la fiel acompañante de Cristo que, de acuerdo con la leyenda, se retiró a una vida eremítica en el sur de Francia tras la ascensión del Maestro.

Santuario de la Verge de la Balma. Autor, lavidaposar

Santuario de la Verge de la Balma. Autor, lavidaposar

La leyenda se enriqueció enormemente con el hallazgo, a manos de un pastor manco, de una imagen de la Virgen en las profundidades del abrigo rocoso. Milagrosamente el pastor recuperó su brazo perdido, y desde ese momento, la ya conocida como Verge de la Balma comenzó a adquirir fama como protectora y sanadora de endemoniados, uno de los males más temidos en la angustiada sociedad de la Baja Edad Media. A la par que la Fe aumentaron también el folklore y las supersticiones, lo que atrajo hasta el lugar no solo a enfermos de locura, sino también a penitentes, curiosos y viajeros llegados de todos los rincones del Maestrazgo.

Continuará…

Vista de la hospedería. Autor, Jürgen Oswald

Vista de la hospedería. Autor, Jürgen Oswald