La Cueva Santa de Altura. Leyenda y realidad de un lugar mágico (3ª Parte)

La Cueva Santa de Altura. Leyenda y realidad de un lugar mágico (3ª Parte)

Más allá de la leyenda, lo cierto es que las peculiaridades de esta gruta sugieren que la cavidad ya era lugar de culto sagrado desde tiempos inmemoriales. Se han encontrado en sus profundidades restos de cerámica de la Edad del Bronce, así como huesos de animales que hacen pensar en supuestas ofrendas ibéricas. Curiosamente, el acceso actual de la Cueva Santa no es el mismo que en sus orígenes, ni tampoco el emplazamiento de la capilla actual… En 1645, el obispo de Segorbe ordenó durante una visita al santuario trasladar el originario lugar de culto, movido por graves razones derivadas de su antiquísimo carácter pagano. No hay que olvidar que el lugar no se convirtió en santuario cristiano sino hasta después de las Germanías, y que fue frecuentado en el Medievo por musulmanes, y después por moriscos, al menos hasta finales del siglo XVI… Si esto es así ¿qué nos impide entonces pensar que fue visitada como cueva sagrada desde tiempos todavía más remotos, llegando incluso al alborear de los siglos?

Santuario de la Cueva Santa. Autor, Pedro Agüera

Santuario de la Cueva Santa. Autor, Pedro Agüera

Y eso no es todo: para complicar más las cosas, se sabe que desde 1589 se veneran en la Cueva Santa dos imágenes, la de yeso y otra más de alabastro, ésta última subida al parecer por frailes de Valldecrist. ¿Cuál de las dos es la más antigua? Aunque parece probado que la auténtica es la de yeso, algunos autores opinan que, muy al contrario, la primera imagen milagrosa que se halló en la cueva fue la de alabastro. Según esta afirmación, cuando se enfrió la devoción a la Virgen por las graves revueltas de Germanías y de los moriscos, la imagen de alabastro se bajó a la Cartuja para evitar robos, dejando en su lugar una mucho más sencilla que también se conserva.

Fachada de la Cartuja de Vall de Crist. Autor, AdelosRM

Fachada de la Cartuja de Vall de Crist antes de su restauración. Autor, AdelosRM

Pero fuese o no de origen semipagano, lo cierto es que los milagros y las súplicas no dejaban de sucederse: casi siempre, curaciones. Otras veces se trataba de pedir la intercesión de la Virgen para hacer llegar la lluvia que necesitaban los campos. Se sabe, por ejemplo, que en el invierno de 1726 sobrevino una gravísima sequía, tan grande que se decidió bajar en procesión a la Blanca Paloma (como también se denomina así a la Virgen) hasta la catedral de Segorbe para hacer una fervorosa rogativa. Fue entonces cuando, el martes 27 de febrero, amaneció lloviendo y nevando sin tregua, y así siguió toda la semana hasta colmar de agua todos los rincones del Reino. Quizás fuese este hecho el origen de la famosa estrofa infantil: «Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva…».

Peñagolosa desde alto Peña Rubia, cerca del Santuario de la Cueva Santa. Autor, Jose Manuel Lozano

Peñagolosa desde el alto de Peña Rubia, cercano al Santuario de la Cueva Santa. Autor, Jose Manuel Lozano

Fray Bonifacio Ferrer, el supuesto autor del molde de la imagen venerada, residió en Valldecrist desde 1410 a 1417, falleciendo a la edad de 62 años. Fue el primer fraile enterrado en el nuevo cementerio del Claustro Mayor. En 1917 sus restos mortales se trasladaron al santuario de la Cueva Santa por iniciativa del Obispo Fray Luis Amigó, aunque en la actualidad solo se conserva la arqueta que los contenía, puesto que fueron profanados durante la Guerra Civil. En 1955, sin embargo, se le erigiría una escultura en lugar eminente para que, desde allí, pudiese observar y deleitarse con su amada Cartuja de Valldecrist, la más preciada joya medieval del valle del Palancia.

Fuente: Planillo Portolés, Jose Ángel«La Cueva Santa: ¿Iniciación, Implantación o Adaptación de un culto?. Boletín Instituto de Cultura Alto Palancia nº 21, pp 57 a 99. (Segorbe, mayo 2013)