Una ventana al pasado. La marjal de Peñíscola en tiempos de la conquista cristiana

Una ventana al pasado. La marjal de Peñíscola en tiempos de la conquista cristiana

Con la conquista cristiana del Reino de Valencia efectuada en el siglo XIII, los colonos tomaron posesión de las tierras que iban siendo drásticamente abandonadas por la población musulmana. En la fértil franja litoral empezó así el reparto de lotes de tierra fértil. Se ocupaban alquerías, se abandonaban castillos y, muy a menudo, procedíase a crear villas de nueva factura gracias a un trazado moderno, cuadrangular y bien estudiado, como fue el caso de Vinaròs o Vila-Real. La suerte fue favorable a los primeros emigrados cristianos, quienes tenían oportunidad de escoger con preferencia las parcelas más ricas y mejor trabajadas, mientras que el grueso de los colonos que llegaron después hubieron de conformarse con las zonas desfavorables, que de inmediato fueron deforestadas y roturadas. Este fue el fin de los grandes bosques de carrascas existentes en las inmediaciones del castillo de Alcalà de Xivert, y que dejaron paso en pocos lustros a campos de secano y pequeñas huertas.

2. Vista del Puerto de Peñíscola, hacia 1930

Vista del Puerto de Peñíscola, hacia 1930

Pero el gran problema al que se debieron enfrentar los primeros habitantes de la “oleada cristiana” fue la gran abundancia de marjales y otras zonas pantanosas litorales. Todo el Golfo de Valencia es un entorno geográfico muy propicio al estancamiento de aguas, y los documentos de la época citan no menos de 30 de estos paisajes húmedos, insalubres y extraordinariamente difíciles para el cultivo. Una de estas áreas pantanosas se encontraba en las tierras que circundan Peñíscola, y que en épocas históricas extendíase hacia el norte llegando hasta las mismas puertas de Benicarló. Como es lógico, con la conquista se iniciaron casi de inmediato las arduas tareas de desecación y acondicionamiento de terrenos, de modo que lo que hoy conocemos como Marjal de Peñíscola es solo una pobre muestra de lo que debieron ser aquellas inmensas extensiones de carrizales, lagunas y fangales, terrenos sin duda poco aptos para uso agrícola y en los cuales el paludismo era un mal endémico.

3. Junco. Christian Fischer

Junco. Christian Fischer

De hecho, los primeros estudios que se llevaron a cabo en los siglos XIII y XIV indicaban que los marjales no fueron nunca cultivados antes de la época cristiana, salvo alguna que otra parcela destinada al arroz. La palabra marjal deriva del término árabe mary, que significa “tierra de prados”, lo que da a entender que en Peñíscola y otras localidades estos humedales se dedicaban a pastos de invierno para vacas, caballos y ganado ovino. Las familias musulmanas usaban también estas zonas como coto de caza y reserva de leña, además de constituir una fuente de recursos valiosos entre los que se encontraban plantas como el junco, la barrilla y el algazul. El junco era un material muy buscado en la confección de esteras, mientras que las otras dos especies se incineraban para obtener cenizas alcalinas, muy útiles en industrias como las del jabón y del vidrio.

4. Paisaje de marjal en Almenara. Autor, e14gen

Paisaje de marjal en Almenara. Autor, e14gen