Terminaba el mes de enero de 1834 cuando Cabrera, el que después sería conocido como “Tigre del Maestrazgo”, iniciaba una andadura que en pocos años habría de hacerle famoso. Al frente de 9 hombres mal armados (2 de ellos con fusiles, otros 2 con escopetas y el resto con palos) se empeñó en recorrer los pueblos cercanos a Vallivana en busca de reclutas, a los que ofrecía 1 peseta diaria si aceptaban su ingreso en el batallón que debía estar operativo llegada la primavera. Los carlistas aprovecharon también para recaudar de las gentes el dinero necesario para armarse y así, con unos comienzos tan humildes, fue tomando cuerpo un ejército imponente que años después sería el terror de sus enemigos y la humillación de los principales oficiales de la Reina.

Carlos María Isidro de Borbón, pretendiente al trono de España y fundador del Carlismo

Qué distintas habían sido las cosas tan solo unos meses antes… A finales de 1833, tras el desastre que supuso para los rebeldes carlistas la batalla y el posterior asedio de Morella, Cabrera y la junta de oficiales que todavía resistía tras las murallas vieron que estaba todo perdido y procedieron a la evacuación de la ciudad. De esta forma, aprovechando la oscuridad de la noche, 1300 hombres salían atravesando la puerta de San Miguel para perderse en lo profundo de los montes sin que los liberales sospechasen nada. Comenzaba así una huida que pronto tomó tintes amargos para los adeptos al pretendiente Carlos.

La cima del Penyagolosa. Autor, Javier Muñoz

Efectivamente, apenas 3 días después volvían a sufrir otra derrota, esta vez en tierras de Calanda, al noreste de Teruel. El revés hizo que muchos rebeldes se dispersaran por bosques y yermos llegando a las tierras altas del Maestrazgo, donde formaron pequeños grupos para esconderse en las anfractuosidades del terreno. Otros intentaron regresar a sus pueblos de origen, en tierras de Castellón y Valencia. Pero hubo un grupo que decidió proseguir la lucha, y así, tras muchas aventuras, terminó recalando en la población de Xodos, junto a los barrancos y bosques que circundan Penyagolosa, a fin de unirse a las partidas carlistas que operaban con escasos medios por aquella zona.
Continuará…

Estatua de Ramón Cabrera, en Morella. Autor, Santi MB