El pueblo medieval de Morella, en la comarca de Els Ports, tiene una gran importancia histórica, cultural y artística, y ha sido testigo y protagonista, desde la Prehistoria, de acontecimientos transcendentales a lo largo de los siglos.

Historia de la imponente fortaleza de Morella

La localidad ha tenido un gran valor estratégico para todas las civilizaciones que han ocupado la zona desde tiempos inmemoriales, debido a su situación de corredor entre el valle del Ebro y el Mediterráneo y su privilegiada posición de control del territorio.

El prominente cerro alrededor del que se ubica la población ha sido un enclave preciado por íberos, romanos, musulmanes y cristianos, y en la muela se asienta el actual castillo, imponente construcción que ha estado habitada desde el III milenio antes de Cristo, si bien su mayor relevancia histórica tuvo lugar durante la época medieval y contemporánea.

La fortaleza militar, construida aprovechando la orografía y la roca natural, fue erigida por el Califato Omeya alrededor del siglo X, pero ha sufrido importantes modificaciones a lo largo de los siglos según el pueblo que la habitara. En este castillo roquero han batallado personajes como Abderramán III o Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, sirviendo a diferentes reyes musulmanes y cristianos en la época de la Reconquista.

Debido a su importancia estratégica, aunque Blasco de Alagón conquistó Morella en el año 1232, el rey Jaime I sólo le concedió el control de la localidad, reservándose para sí mismo la propiedad del castillo.

Esta fortificación ha sido también testigo de las Guerras de Sucesión y de la Independencia y del paso de personajes muy importantes para la historia como el rey Fernando de Antequera, el Papa Luna o San Vicente Ferrer.

Durante la primera de las Guerras Carlistas (1833-1840) el castillo de Morella tuvo una importancia vital para el pretendiente a la corona, Carlos María Isidro de Borbón. El general carlista Ramón Cabrera, conocido como el Tigre del Maestrazgo, designó a Morella como capital de la Comandancia militar Carlista de Valencia, Aragón y la zona del Maestrazgo. Ramón Cabrera envió al teniente carlista Pau Alió Anguera a controlar la zona, tomando el castillo con tan solo 20 hombres. Los carlistas lograron resistir en la fortaleza durante más de dos años a los ataques de las tropas leales a la reina Isabel II, que solo lograron rendirla tras bombardearlo con más de 19.000 proyectiles.

Hasta 1911 el castillo estuvo ocupado con una guarnición militar formada por 300 hombres.

La arquitectura del Castillo de Morella

Todo el conjunto de la fortaleza puede recorrerse en un agradable paseo que se inicia en la actualidad en la plaza de toros.

El Convento de San Francisco, por donde empezaba anteriormente, es una bella obra gótica formada por la iglesia, el claustro y la Sala Capitular o Sala Profundis donde se velaba a los frailes difuntos. Actualmente está cerrado al público por obras ya que su claustro formará parte del futuro Parador Nacional de Turismo de Morella.

A los pies del Convento se encuentra el poco conocido Jardín de los Poetas, lugar de homenaje a los poetas vinculados con Morella y donde se pueden leer citas de algunos de ellos, como José Antonio Labordeta, Vicent Andrés Estellés, Carles Salvador, Joaquín García Girona, Pablo Guerrero o Carlos Gazulla De Ursino.

La edificación del castillo fue adaptada a la orografía del terreno y se estructura en tres recintos en forma de anillos que ascienden hasta la cumbre de la muela, a 1.072 metros de altitud. La principal técnica de su construcción es la mampostería reforzada con ladrillo, aunque cuenta con diversos materiales dependiendo de las reformas que fueron hechas a lo largo de los siglos.

El recinto inferior se sitúa en la base de la muela y está formado por una ronda de muralla aspillerada puramente defensiva.

La Puerta Principal, antiguo torreón fortificado, da paso al segundo recinto conformado por lienzos de muralla y torres como la Torre de la Pardala, heroína morellana de la guerra carlista. Esta es la zona  donde se ubicaban la mayoría de las estancias del castillo, como el Palacio del Gobernador, la Guarida del Cadró, un espacio en memoria del Tigre del Maestrazgo, o la cárcel de El Cacho, cueva tabicada donde estuvo encerrado en el siglo XV el Príncipe de Viana.

En el tercer recinto, el más inexpugnable, se encuentra la Plaza de Armas, un aljibe que parece ser de origen romano y los restos de la torre Zeloquia o del Homenaje, donde se encontraban las dependencias oficiales.

Entre la fortaleza y la ciudad medieval hay una albacara, un espacio diáfano que servía para guardar el ganado en caso de ataque, y el exterior del conjunto está formado por 14 torres, 6 portales y casi 2 kilómetros de muralla.

Morella en la época prehistórica

Morella y la comarca de Els Ports tienen una gran importancia para el conocimiento de las épocas prehistóricas. Durante su formación en el Jurásico Superior y el Cretácico Inferior, aproximadamente entre 146 y 98 millones de años, estas tierras estaban cubiertas de agua y gracias a su geología arcillosa se han conservado restos de fauna marina y numerosos fósiles de dinosaurios de gran valor paleontológico que han motivado la creación del museo Temps de Dinosaures. Aquí se puede ver una reproducción a escala real de Iguanodon, la especie más encontrada, además de una gran colección de fósiles, huesos de dinosaurios y otras especies prehistóricas, entre los que se encuentran especies de terópodos carnívoros, enormes herbívoros, ornitópodos y acorazados.

Pero, además, los primeros humanos también hicieron del territorio morellano su morada. La cuna de los primeros habitantes se sitúa en la masía de Morella la Vella, a seis kilómetros de la localidad. En diversos abrigos fueron descubiertas un conjunto de pinturas rupestres datadas entre 9.000 y 5.000 años de antigüedad. Estas pinturas de tipo esquemático, con un claro predominio del color rojo, muestran escenas de caza con figuras humanas y de animales. Se enmarcan en el arte rupestre levantino, arte rupestre del arco Mediterráneo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998.

Por todo ello, la ciudad monumental de Morella cuenta con los merecidos títulos de Conjunto Histórico Artístico y uno de los Pueblos más bonitos de España.

Traducció al valencià:

Morella, un dels pobles més bonics d´Espanya

El poble medieval de Morella, a la comarca de Els Ports, té una gran importància històrica, cultural i artística, i ha sigut testimoni i protagonista, des de la Prehistòria, d’esdeveniments transcendentals al llarg dels segles.

Història de la imponent fortalesa de Morella

La localitat ha tingut un gran valor estratègic per a totes les civilitzacions que han ocupat la zona des de temps immemorials, a causa de la seua situació de corredor entre la vall de l’Ebre i el Mediterrani i la seua privilegiada posició de control del territori.

El prominent turó al voltant del qual se situa la població ha sigut un enclavament preuat per ibers, romans, musulmans i cristians, i a la mola s’assenta l’actual castell, imponent construcció que ha estat habitada des de l’III mil·lenni abans de Crist, si bé la seua major rellevància històrica va tindre lloc durant l’època medieval i contemporània.

La fortalesa militar, construïda aprofitant l’orografia i la roca natural, va ser erigida pel Califat Omeia al voltant del segle X, però ha patit importants modificacions al llarg dels segles segons el poble que l’habités. En este castell roquer han batallat personatges com Abderramán III o Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, servint a diferents reis musulmans i cristians en l’època de la Reconquesta.

A causa de la seva importància estratègica, encara que Blasco de Alagón va conquerir Morella l’any 1232, el rei En Jaume I només li va concedir el control de la localitat, reservant-se per a si mateix la propietat del castell.

Aquesta fortificació ha estat també testimoni de les Guerres de Successió i de la Independència i del pas de personatges molt importants per a la història com el rei Fernando de Antequera, el Papa Lluna o Sant Vicent Ferrer.

Durant la primera de les Guerres Carlines (1833-1840) el castell de Morella va tenir una importància vital per al pretendent a la corona, Carlos María Isidro de Borbón. El general carlí Ramón Cabrera, conegut com el Tigre del Maestrat, va designar Morella com a capital de la Comandància militar Carlista de València, Aragó i la zona del Maestrat. Ramon Cabrera va enviar el tinent carlí Pau Alió Anguera a controlar la zona, prenent el castell amb tan sols 20 homes. Els carlins van aconseguir resistir en la fortalesa durant més de dos anys als atacs de les tropes lleials a la reina Isabel II, que només van aconseguir rendir-la després de bombardejar-la amb més de 19.000 projectils.

Fins a 1911 el castell va estar ocupat amb una guarnició militar formada per 300 homes.

L’arquitectura del Castell de Morella

Tot el conjunt de la fortalesa pot recórrer-se en un agradable passeig que s’inicia en l’actualitat en la plaça de bous.

El Convent de Sant Francesc, per on començava anteriorment, és una bella obra gòtica formada per l’església, el claustre i la Sala Capitular o Sala Profundis on es vetlava als frares difunts.

Actualment està tancat al públic per obres ja que el seu claustre formarà part del futur Parador Nacional de Turisme de Morella.

Als peus del Convent es troba el poc conegut Jardí dels Poetes, lloc d’homenatge als poetes vinculats amb Morella i on es poden llegir cites d’alguns d’ells, com José Antonio Labordeta, Vicent Andrés Estellés, Carles Salvador, Joaquín García Girona, Pablo Guerrero o Carlos Gazulla De Ursino.

L’edificació del castell va ser adaptada a l’orografia del terreny i s’estructura en tres recintes en forma d’anells que ascendeixen fins al cim de la mola, a 1.072 metres d’altitud. La principal tècnica de la seua construcció és la maçoneria reforçada amb rajola, encara que compta amb diversos materials depenent de les reformes que es van anar fent al llarg dels segles.

El recinte inferior se situa en la base de la mola i està format per una ronda de muralla espitllerada purament defensiva.

La Porta Principal, antiga torrassa fortificada, dona pas al segon recinte conformat per llenços de muralla i torres com la Torre de la Pardala, heroïna morellana de la guerra carlina. Esta és la zona on se situaven la majoria de les estades del castell, com el Palau del Governador, el Cau del Cadró, un espai en memòria del Tigre del Maestrat, o la presó del Cacho, cova paredada on va estar tancat en el segle XV el Príncep de Viana.

En el tercer recinte, el més inexpugnable, es troba la Plaça d’Armes, un aljub que sembla ser d’origen romà i les restes de la torre Zeloquia o de l’Homenatge, on es trobaven les dependències oficials.

Entre la fortalesa i la ciutat medieval hi ha una albacara, un espai diàfan que servia per a guardar el bestiar en cas d’atac, i l’exterior del conjunt està format per 14 torres, 6 portals i quasi 2 quilòmetres de muralla.

Morella en l’època prehistòrica

Morella i la comarca de Els Ports tenen una gran importància per al coneixement de les èpoques prehistòriques. Durant la seua formació en el Juràssic Superior i el Cretaci Inferior, aproximadament entre 146 i 98 milions d’anys, estes terres estaven cobertes d’aigua i gràcies a la seua geologia argilenca s’han conservat restes de fauna marina i nombrosos fòssils de dinosaures, de gran valor paleontològic, que han motivat la creació del museu Temps de Dinosaures. Ací es pot veure una reproducció a escala real d’Iguanodon, l’espècie més trobada, a més d’una gran col·lecció de fòssils, ossos de dinosaures i altres espècies prehistòriques, entre els quals es troben espècies de teròpodes carnívors, enormes herbívors, ornitòpodes i cuirassats.

Però, a més, els primers humans també van fer del territori morellà el seu estatge. El bressol dels primers habitants se situa en la masia de Morella la Vella, a sis quilòmetres de la localitat. En diversos abrics van ser descobertes un conjunt de pintures rupestres datades entre 9.000 i 5.000 anys d’antiguitat. Estes pintures de tipus esquemàtic, amb un clar predomini del color roig, mostren escenes de caça amb figures humanes i d’animals. S’emmarquen en l’art rupestre llevantí, art rupestre de l’arc Mediterrani declarat Patrimoni de la Humanitat per la Unesco el 1998.

Per tot això, la ciutat monumental de Morella compta amb els merescuts títols de Conjunt Històric Artístic i un dels Pobles més bonics d’Espanya.