Benassal, Sant Cristòfol y los orígenes de su romería (1ª parte)

Benassal, Sant Cristòfol y los orígenes de su romería (1ª parte)

Coincidiendo con Pentecostés, que este año no se celebra hasta el día 9 de junio, las fiestas de Sant Cristòfol llegan como todos los años a Benassal con una nutrida muestra de eventos religiosos y profanos: volteo de campanas, bendición de vehículos (San Cristóbal es el patrón de los automovilistas); procesión solemne hasta la ermita; exhibición de una espectacular recua de mulas ricamente ataviada…
La ermita se sitúa a 1111 metros de altura en la cima del Moncatil, donde el caminante puede disfrutar de unas portentosas vistas de casi toda la comarca. Y allí es costumbre repartir durante la celebración las tradicionales tortas de harina llamadas primots, al tiempo que se reponen fuerzas con una comida campestre a base de tombets y otros platos típicos. Mientras, los más devotos se congregan junto a la ermita para cantar los Gozos, o “Gojos”, de marcado fervor popular, unas coplas cuyos orígenes beben directamente de las tonadillas cantadas por el pueblo en el bajo medievo.

Ermita de San Cristòfol. Autor, Jorge Sanz

Ermita de San Cristòfol. Autor, Jorge Sanz

Pero antes de describir al detalle estas tradiciones, conviene trazar un perfil más cercano del santo y el origen de su culto. Y es que pocos titulares del santoral podrán presumir como San Cristóbal de tener un repertorio tan completo de leyendas y curiosidades. Para empezar diremos que la Iglesia Católica tiene sus dudas acerca de su existencia real. Este santo es considerado como uno de los Padres del Desierto, aquellos anacoretas y ermitaños que decidieron abandonar los lujos del decadente Imperio Romano para practicar su fe en los yermos de Siria y Egipto.
Pues bien: en abril de 1969 la Iglesia con Pablo VI a la cabeza dictaminó la eliminación de San Cristóbal del santoral católico (junto con otros de la categoría de San Jorge, patrón de Inglaterra, o Santa Librada), aunque afortunadamente se mantuvo el derecho a su veneración por razones de ritual y mantenimiento de las tradiciones locales.

Paisaje con San Cristóbal. Obra de Joachim Patinir. Año 1520Paisaje con San Cristóbal. Obra de Joachim Patinir. Año 1520

No resulta difícil comprender esta postura a la vista de la diversidad de leyendas que explican momentos clave de su vida, como su conversión al cristianismo o el martirio al que fue sometido por el prefecto romano de Licia, Dagón (con milagro incluido). Pero algo de cierto habrá en todo ello cuando la Iglesia Ortodoxa, el otro gran pilar del cristianismo, no solo mantiene a San Cristóbal en su santoral, sino que considera que su autenticidad histórica está fuera de toda duda.

Panorámica cerca de Benassal. Autor, Adrián BeltránPanorámica cerca de Benassal. Autor, Adrián Beltrán

En cualquier caso, las historias de corte maravilloso sobre este santo de origen cananeo siguen cautivando a creyentes y profanos por su singular belleza: al parecer, el verdadero nombre de Cristóbal era Réprobus (o malvado). Se trataba de un hombre de proporciones colosales, feo, muy fuerte, que durante años buscó ponerse bajo el mando del señor más poderoso e importante que pudiese encontrar. Primero entra al servicio del rey cananeo, hasta que descubre que este gobernante teme al diablo. Lógicamente, piensa, el diablo debe ser más poderoso que este rey, y así concluye seguir a este nuevo caudillo. Pero éste, a su vez, teme a Jesús crucificado, por lo que Réprobus lo abandona y centra todos sus esfuerzos en localizar al nazareno. Por medio de un ermitaño decide crecer en humildad y ofrecer sus servicios a los hombres, ayudando a cruzar un río a todo aquel que lo necesite, dada la escasez de puentes o vados en aquel punto. Un día un niño solicita su ayuda, pero al atravesar la corriente con él a sus espaldas siente que le flaquean sus fuerzas, pues sorprendentemente el peso que transporta es abrumador. Al llegar a la otra orilla descubre que el niño es Dios, y que por tanto ha llevado sobre sus hombros el peso del mundo y a su Creador. El gigante cambia entonces de nombre y adopta el de Cristóbal (que significa “el conductor de Cristo” o “el que lleva a Cristo”), al tiempo que recibe el bautismo de manos del patriarca Babilas, en Antioquía.

Continuará…