La Cueva Santa de Altura. Leyenda y realidad de un lugar mágico (1ª Parte)

La Cueva Santa de Altura. Leyenda y realidad de un lugar mágico (1ª Parte)

Dentro del término municipal de Altura y en pleno corazón de la sierra Calderona, el caminante embelesado puede disfrutar de lugares tan soberbios como el Mont Mayor, con 1015 metros de altura. Desde allí se domina una espectacular vista de las anfractuosidades del terreno, caseríos blancos, tupidos bosques de hiedra y jara, y más lejos, los amplios valles del Turia y del Palancia buscando camino hacia el mar. Muy cerca, y a 12 km de la población citada, la Virgen de la Cueva Santa continúa atrayendo todos los años a miles de visitantes atraídos por su fama de milagrosa, y por qué no decirlo, también por lo peculiar del emplazamiento de la capilla. Efectivamente, ésta se localiza en el interior de una espaciosa sima de 20 metros de profundidad, y que antaño era conocida también por el nombre de cueva del Latonero. Como muchas otras oquedades del Alto Palancia la cueva se utilizó durante siglos como refugio de pastores, así como de viajeros que, cruzando el monte desde Los Serranos, se dirigían al valle del Palancia para solventar sus negocios a pie o a lomos de caballería.

Santuario de la Virgen de la Cueva Santa. Autor, desconocido

Santuario de la Virgen de la Cueva Santa. Autor, desconocido

Cuenta la historia que la imagen de yeso de esta veneradísima Virgen se encuentra asociada a la Cartuja de Vall de Crist, monasterio de la Orden de San Bruno fundado en 1385 por Pedro IV de Aragón a petición de su hijo, el infante Martín, y la esposa de éste, María de Luna. Según las mismas fuentes, los monjes de la Cartuja fabricaban imágenes similares y tenían por costumbre repartirlas a los vecinos del lugar, ya que a principios del siglo XV los pueblos del Palancia estaban habitados principalmente por moriscos. De esta forma, preocupados por evitar que sus súbditos recayesen en antiguas creencias paganas, trataban de fomentar el culto cristiano entregándoles figuras, retablos u otros ornamentos de corte sagrado… Aunque otra teoría afirma que fue más bien Fray Bonifacio Ferrer, que ingresaría en la Cartuja en el año 1410, el que deseando glorificar a la Santísima Virgen ideo propagar su culto por medio de un pequeño relieve de yeso.

Pozos de la Mena. Autor, Anibal One

Pozos de la Mena. Autor, Anibal One

Según reflejan algunos historiadores, este venerable padre creó en su celda un molde que, con la forma de su emblema heráldico (una herradura), rellenaría con yeso blanco para fabricar las imágenes que posteriormente se repartieron a los pastores. Sin duda era ésta la mejor manera de que pudieran darle culto durante sus ausencias del pueblo, pues su pequeño tamaño permitía transportarlas en el zurrón sin ocupar demasiado espacio. La presente narración tiene visos de realidad, pues se sabe que los cartujos emplearon desde su fundación a gentes de la zona para realizar tareas agrícolas y ganaderas, creando así unos lazos feudales de dependencia mutua. En el siglo XVIII llegaron a tener a su cargo hasta 10.000 jornales, entre ellos los de 93 criados fijos en el propio monasterio, de los que 32 eran pastores.

Continuará…

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Fuente: Planillo Portolés, Jose Ángel“La Cueva Santa: ¿Iniciación, Implantación o Adaptación de un culto?. Boletín Instituto de Cultura Alto Palancia nº 21, pp 57 a 99. (Segorbe, mayo 2013)

Fotografía de portada: Cartuja de Vall de Crist. Autor, Jose Ángel Planillo
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