Benassal, Sant Cristòfol y los orígenes de su Romería (2ª parte)

Benassal, Sant Cristòfol y los orígenes de su Romería (2ª parte)

Con la suelta de vaquillas en la Plaza de España y el tradicional volteo de campanas, darán comienzo el próximo sábado 7 de junio las fiestas de Benassal en honor a San Cristóbal. El sonido vibrante, claro y diáfano, recordará a todos los fieles la llegada de Pentecostés y la famosa romería hasta la ermita de Sant Cristòfol, acto que constituye el principal elemento de toda la celebración. La ermita está situada en la cima del Moncatil, a más de 1100 metros de altura. Allí el caminante puede contemplar una espectacular panorámica que incluye, al este, el profundo valle excavado por la rambla Carbonera, y a poniente las estribaciones cercanas a Culla, con su castillo custodiando la entrada y todo el conjunto bordado con el venerable encaje de las construcciones de piedra seca.

Castell de Corbó. Autor, J. Serrador

Castell de Corbó. Autor, J. Serrador

La salida de la procesión tiene lugar a las 9,30h de la mañana desde la iglesia Ntra. Señora de la Asunción de Benassal, y al poco es seguida por una comitiva no menos entregada: la recua de mulos («matxos») adornada con todos los aparejos típicos. Tradicionalmente se trataba de 3 a 12 animales, aunque lo normal es que fuesen 5, todos ellos conducidos por un arriero o traginer que cabalgaba en el que abría la marcha. La recua llevaba cargas por los senderos y vericuetos del terreno, en dirección a los mercados locales de la comarca o las áreas costeras, más populosas. Una soga de cáñamo se encargaba de unirlos hasta el último mulo, o «saguer», el cual llevaba como elemento característico un enorme cencerro colgado del cuello. Su función era, como es lógico, establecer el ritmo de la marcha, o bien servir como aviso sonoro en caso de pérdida. Grave oficio el de arriero y lleno de aventuras, no siempre llevadas a buen término, como se muestra en este delicioso fragmento rimado de la Loa del Traginer:

«A la fira de Cantavella
vaig fer cap pel matí:
com tenia molt bon puesto
tots s’acostaven a mi
i la càrrega de formatges
en ser l’hora d’esmorzar
va fer la meua fortuna
perquè tots volien menjar.
No sabeu quina borxaca,
ni els duros que jo vaig fer:
vaig vendre els formatges
a conforme vaig voler.
Carrego gènero per a casa,
que ja ere qüestió de tornar
a les Festes de Carnestoltes
del poble de Benassal.
M’encamino a l’Angresola
en busca d’un pinar
parant compte que el guàrdia
no me puguera pillar.
Vaig resguardar els matxos
tirant mà a la serra
i el pi que més m’agradava
prompte va estar enterra.
Quan ja estava el pi tallat
me diuen «alto» d’un crit:
era un guàrdia de monte
en cara de malparit.
Jo estava desficiós:
si em portave a la presó
no podria encaminar-me
cap al Riu de Montlleó.
Però com tenia diners
dos duros li vaig donar:
quins ulls se li van fer!
encara em volia ajudar!».

Arc de la Mola. Autor, Enfo

Arc de la Mola. Autor, Enfo

La importancia de la recua para la vida económica local era muy grande, y por ello se homenajeaba con todo lujo de detalles en las principales fiestas de la villa. De hecho puede rastrearse su presencia en Benassal desde muy antiguo, a principios del siglo XIV. Entonces, como ahora, la recua estaba compuesta de cinco «matxos» transportando el pan bendecido («primes») hasta la ermita de San Cristòfol. Tras reponer fuerzas en la Font d’En Segures, con el reparto de tortas y bebidas por parte de los mayorales, la comitiva abordaba las últimas cuestas pobladas de robles hasta la misma ermita, donde se celebraba una misa y finalmente se repartía la «prima» entre los asistentes.

Font d'En Segures. Autor, Fran_R

Font d’En Segures. Autor, Fran_R

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Fotografía de portada: ermita de San Cristòfol. Autor A. Beltrán