Tejo inmortal y sagrado

Tejo inmortal y sagrado

El tejo (Taxus baccata) pertenece a un grupo primitivo del que se conocen fósiles desde el Triásico. Aunque debió ser una especie abundante hace 150 millones de años, en los períodos interglaciares, hoy es muy escasa y se halla amenazada en las áreas mediterráneas dónde sólo se encuentra de forma dispersa y aislada.
A pesar de desaparecer de muchas zonas, dónde sólo queda su recuerdo, ha dejado en ellas su huella toponímica: Font del Teix, Barranc del Teix, la Teixera, Cova del Teix y muchos más que nos indican su importancia como hito referencial.
La extraordinaria longevidad del árbol, que lo hace parecer inmortal, le otorgó la cualidad de sagrado en muchas culturas, sobre todo para los pueblos celtas cuyos druidas lo consideraban uno de los cinco vegetales mágicos, formando parte de muchos de sus rituales.
Denominado por griegos y latinos “Árbol de la Muerte” estaba consagrado a la diosa Hécate, a la que se sacrificaban toros negros con cuya sangre se alimentaban las almas de los difuntos. Ovidio y Lucano representan el camino al infierno bordeado de tejos, convirtiéndolo en el árbol funerario por excelencia que se plantaba en los cementerios y se sigue haciendo en países del norte de Europa como símbolo de perdurabilidad.
Las raíces, hojas, ramas y semillas del tejo contienen taxina un alcaloide que provoca hipotensión, parálisis progresiva y, en algunos casos, muerte por colapso cardiorrespiratorio. Por estas propiedades se utilizaba para envenenar las flechas de los cazadores frotando la punta con sus hojas, según relataba el historiador griego Teofrasto en el siglo IV a. D. C.
También cuentan las leyendas que los guerreros de tribus cántabras y astures llevaban colgadas del cuello, a modo de collar, semillas de tejo para que, en el caso de ser cautivados durante las guerras con los romanos, evitar la tortura y la esclavitud suicidándose al comer las mortíferas semillas.

Fruto del tejo. Autor, Jose Angel Rodríguez

Fruto del tejo. Autor, José Ángel Rodríguez

Es un refugio idóneo para muchos animales por su follaje siempre verde en un ambiente caduco aunque su sotobosque es escaso por el efecto tóxico de sus hojas sobre el suelo. Sólo el arilo carnoso del fruto es comestible y presenta un intenso color rojo para atraer a las aves que, tras comerlo, evacuan la semilla íntegra en otra zona ayudando a la dispersión de la especie. Comen sus frutos el pico picapinos, el mirlo y el carbonero, entre otros.
De la corteza del tejo del Pacífico se extrajo el taxol, utilizado como fármaco para el tratamiento de determinados cánceres. Ante la efectividad del medicamento comenzó a extraerse de forma masiva provocando la muerte de decenas de miles de árboles (al quitarles la corteza) y su desaparición en muchas zonas hasta el punto de tener que tomar medidas drásticas de protección. Actualmente se cultivan árboles para extraer el compuesto y se está desarrollando una forma sintética del medicamento.
Su madera es la más dura de las que hay en nuestras latitudes, la que mejor se conserva a la intemperie y la más resistente. Incluso se ha encontrado en sarcófagos egipcios de más de 3.000 años. Se cuenta que durante la guerra de los cien años (siglo XIV-XV), una de las claves de la victoria de los ingleses sobre los franceses fue el uso que hicieron del tejo para construir con sus ramas los llamados “arcos largos”, grandes y fuertes, capaces de lanzar flechas con tanta potencia que atravesaban las armaduras de los caballeros, auténtica fuerza de choque del ejército francés.
Subrupícola refugiada en cantiles umbrosos, vive en barrancos y umbrías de casi toda la península aunque su explotación la han hecho desaparecer de muchos lugares donde hace tiempo era una especie común.
Algunos de los magníficos ejemplares monumentales que se conservan en nuestra provincia podemos admirarlos en Vistabella del Maestrat, Ares del Maestrat y Morella: teixos de la solana de Gual, teix del Mas d’en Roca i de la Masà, o el teix de Torre Picó.

Teix en Barranc de la Teixera. Vistabella del Maestrat. Autor, J. Serrador

Teix en Barranc de la Teixera. Vistabella del Maestrat. Autor, J. Serrador

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Fotografía de portada: Tejos milenarios. Autor, Vicente Galocha
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