Algimia de Almonacid, entre alcornocales y pinares
El propio nombre de la localidad, su arquitectura y muchas de sus tradiciones tienen un marcado carácter musulmán. La cultura árabe también fue imperante en esta zona hasta la expulsión de los moriscos en 1609. Un año después, tras los violentos enfrentamientos durante la rebelión morisca, la localidad fue repoblada por Pedro de Urrea con 27 familias de cristianos procedentes de Navarra y de Puebla de Arenoso. Pero fue el rey Jaime I quien conquistó Algimia para la cristiandad en el año 1239, al pactar la rendición con los pobladores musulmanes, perteneciendo la localidad primero al Duque de Sessa, hasta que fue confiscada por la Corona para venderla después al Condado de Aranda.
Existen indicios de la presencia humana desde tiempos ancestrales en el yacimiento arqueológico de Los Cinglos, situado en lo alto de un contrafuerte rocoso. La cronología de este poblado no está muy determinada pero se han hallado restos de la edad del Bronce, Ibéricos (apenas algunos restos cerámicos) y medievales (quizás el torreón semiderruido en la cima).
De la presencia de la cultura romana en el territorio se conserva una inscripción latina en la carretera de Algimia a Alcudia de Veo, cuya traducción es: «camino privado de Marco Baebio Severino». Posiblemente también de origen romano pueda ser el Acueducto del Molino, originalmente de cuatro ojos de los que sólo quedan dos.
Componen el casco urbano de Algimia calles estrechas y muy empinadas, cortas y escalonadas, en muchas ocasiones, que se agrupan en torno a la iglesia parroquial de San Juan Bautista que despunta sobre el pueblo. Erigida en el siglo XVIII por Gaspar Monzón y declarada Bien de Relevancia Local, presenta una sola nave con capillas laterales, y una decoración barroca en la que destacan las pinturas murales de las capillas de Los Dolores y del Sagrado Corazón.
Aspecto muy distinto presenta la parte más exterior de la población, reconstruida a principios del siglo XVIII siguiendo el modelo urbanístico de la cuadrícula propuesto por la Ilustración.
Sobre una colina cercana destacan las ruinas de la torre de la Alfándiga (Bien de Interés Cultural), conectada visualmente con el vecino castillo de Almonecir. La torre, de origen medieval y marcado carácter defensivo, pudo agrupar a su alrededor un pequeño núcleo de población, la alquería de la Alfándiga de cuyo sistema hidráulico formaría parte el Acueducto de la Alfándiga.
Interesante es también la ermita de la Cueva Santa, junto a la carretera hacia Alcudia de Veo. En este lugar había una minúscula capilla con una imagen de la Virgen, a la que popularmente se la conocía como Virgen de la Solana por el nombre de la partida donde se encuentra. En el año 1942, por iniciativa de Serafina Martín Osuna, se decidió construir aquí una ermita que a partir de entonces se dedicó a la Virgen de la Cueva Santa, advocación originaria de la vecina población de Altura y muy arraigada en toda la comarca.
Cubren las intrincadas montañas del término abundantes y frondosos bosques de pino y alcornoque, el árbol por excelencia del Parque Natural de la Sierra de Espadán en el que se encuentra Algimia de Almonacid. Un paisaje de rodeno con abruptas crestas y lomas, alternado con profundos barrancos, en el que destacan dos de las principales alturas del Parque: el Pico de la Rápita con 1.106 m y el Pico Espadán con 1.099 m, desde donde se puede contemplar la totalidad de la sierra y amplias zonas de la provincia, además del vuelo de diferentes rapaces.
Un paraje de especial interés es la Nevera y su entorno. Situada en el Collado de la Nevera, es una construcción de estructura redondeada y abovedada que data posiblemente del siglo XVIII. La nieve que se almacenaba en ella era comercializada en localidades de la Plana y del valle del Palancia.
Desde este punto podemos aproximarnos a tres de las fuentes del término, de excelente agua, como la fuente de la Almenaria, la fuente de la Calzada y la fuente de la Parra, al pie del Pico Espadán.
También en este entorno merece mención la cueva del Estuco que puede visitarse extremando las precauciones, ya que su único acceso es una empinada y resbaladiza rampa de 7 m de largo. Su interior es una maravilla, pues en el techo se abre un hueco por donde penetra un haz de luz que da vida a numerosas formaciones de estalactitas y estalagmitas. Además, cuenta con una sala secundaria denominada la Sacristía.
Son numerosos los senderos señalizados que permiten adentrarse y recorrer todos estos rincones de naturaleza espectacular y única en la Comunidad Valenciana.
Precisamente, una de las rutas que ya hemos realizado en Algimia de Almonacid (y puede volverse a hacer para grupos organizados) fue desde la fuente de la Calzada a la cueva del Estuco, pasando por la fuente de la Parra y el espectacular barranco de Aguas Negras con rincones de gran belleza, para finalizar en la inscripción romana que se conserva en un talud de la carretera.
Y para terminar nuestro homenaje a Quimet, el último poeta de Algimia de Almonacid, fallecido a principios de abril:
AMANTE DE AGOSTO, de JOAQUÍN SILVESTRE «Quimet»
Y pasó otro año
y llegó otro Agosto
fueron doce meses
de esperar ansioso
Y otra vez de nuevo
estoy a tu lado
Algimia del alma
cual enamorado
Y pasó otro año
doce meses duros
allá en la ciudad
de asfaltos impuros
Y otra vez me encuentro
saludando a amigos
aquellos que antaño
jugaron conmigo
Y pasó otro año
y un año más viejo
pero nada más
verte me rejuvenezco
Ya huelo tu aroma
ya siento, la suave brisa de tu sierra
cual beso de amor
que al rostro me diera
Y pasó otro año
Algimia querida
casi doce meses
sin tu compañía
Sin tus madrugadas
tus atardeceres
tus paseos sin prisas
entre cimas verdes
Y pasó otro año
y vuelven tus fiestas
campanas al viento
y noches de orquesta
Cenas en la plaza
canto de la aurora
fiesta de las mozas
Divina Pastora
Y pasó otro año
uno más uno más al cuerpo
pero a ti mi Algimia
más joven te encuentro
Y pasó otro año
sin apenas verte
pero ya llegó Agosto
¡qué suerte, qué suerte!
Y pasó otro año
y detrás vendrán otros
pero yo seré siempre tu
amante de Agosto
Traducció al valencià:
Algimia de Almonacid, entre suredes i pinedes
El propi nom de la localitat, la seua arquitectura i moltes de les seues tradicions tenen un marcat caràcter musulmà. La cultura àrab també va imperar en esta zona fins a l’expulsió dels moriscos en 1609. Un any més tard, després dels violents enfrontaments durant la rebel·lió morisca, la localitat fou repoblada per Pedro de Urrea amb 27 famílies de cristians procedents de Navarra i de Puebla de Arenoso. Però va ser el rei Jaume I qui va conquistar Algimia per a la cristiandat l’any 1239, al pactar la rendició amb els pobladors musulmans, pertanyent la localitat primer al Duc de Sessa, fins que va ser confiscada per la Corona per a vendre-la després al Comtat d’Aranda.
Existixen indicis de la presència humana des de temps ancestrals en el jaciment arqueològic de Los Cinglos, situat en la part alta d’un contrafort rocós. La cronologia d’este poblat no està molt determinada però s’han trobat restes de l’edat del Bronze, Ibèrics (a penes algunes restes ceràmiques) i medievals (potser la torrassa mig derruïda en la cima).
De la presència de la cultura romana en el territori es conserva una inscripció llatina en la carretera de Algimia a Alcúdia de Veo, la traducció de la qual és: «camí privat de Marco Baebio Severino». Possiblement també d’origen romà puga ser l’aqüeducte del Molino, originàriament de quatre ulls de què només queden dos.
Componen el nucli urbà d’Algimia carrers estrets i molt empinats, curts i escalonats, moltes vegades, que s’agrupen entorn de l’església parroquial de San Juan Bautista que despunta sobre el poble. Erigida en el segle XVIII per Gaspar Monzón i declarada Bé de Rellevància Local, presenta una sola nau amb capelles laterals, i una decoració barroca en què destaquen les pintures murals de les capelles de Los Dolores i del Sagrado Corazón.
Aspecte molt distint presenta la part més exterior de la població, reconstruïda a principis del segle XVIII seguint el model urbanístic de la quadrícula proposat per la Il·lustració.
Sobre un tossal pròxim destaquen les ruïnes de la torre de l’Alfándiga (Bé d’Interés Cultural), connectada visualment amb el veí castell d’Almonecir. La torre, d’origen medieval i marcat caràcter defensiu, poguera agrupar al seu voltant un xicotet nucli de població, l’alqueria de l’Alfándiga del sistema hidràulic del qual formaria part l’aqüeducte de l’Alfándiga.
Interessant és també l’ermita de la Cueva Santa, al costat de la carretera cap a l’Alcudia de Veo. En este lloc hi havia una minúscula capella amb una imatge de la Mare de Déu, a qui popularment se la coneixia com a Virgen de la Solana pel nom de la partida on es troba. L’any 1942, per iniciativa de Serafina Martín Osuna, es va decidir construir ací una ermita que a partir de llavors es va dedicar a la Virgen de la Cueva Santa, advocació originària de la veïna població d’Altura i molt arrelada en tota la comarca.
Cobrixen les intricades muntanyes del terme abundants i frondosos boscos de pi i surera, l’arbre per excel·lència del Parc Natural de la Serra d’Espadà en el que es troba Algimia de Almonacid. Un paisatge de rodeno amb abruptes crestes i llomes, alternat amb profunds barrancs, en el que destaquen dos de les principals altures del parc: el Pic de la Ràpita amb 1.106 m i el Pic Espadà amb 1.099 m, des d’on es pot contemplar la totalitat de la serra i àmplies zones de la província, a més del vol de diferents rapaços.
Un paratge d’especial interés és la Nevera i el seu entorn. Situada en el Collado de la Nevera, és una construcció d’estructura arredonida y de volta que data possiblement del segle XVIII. La neu que s’hi emmagatzemava era comercialitzada en localitats de la Plana i de la vall del Palància.
Des d’este punt podem aproximar-nos a tres de les fonts del terme, d’excel·lent aigua, com la font de l’Almenaria, la font de la Calzada i la font de la Parra, al peu del Pic Espadà.
També en este entorn mereix menció la cova de l’Estuco que pot visitar-se extremant les precaucions, ja que el seu únic accés és una empinada i esvarosa rampa de 7 m de llarg. El seu interior és una meravella, perquè en el sostre s’obri un buit per on penetra un feix de llum que dona vida a nombroses formacions d’estalactites i estalagmites. A més compta amb una sala secundària denominada la Sagristia.
Són nombroses les sendes senyalitzades que permeten endinsar-se i recórrer tots estos racons de naturalesa espectacular i única a la Comunitat Valenciana.
Precisament, una de les rutes que ja hem realitzat a Algimia de Almonacid (i pot tornar-se a fer per a grups organitzats) va ser des de la font de la Calzada a la cova de l’Estuco, passant per la font de la Parra i l’espectacular barranc de Aguas Negras amb racons de gran bellesa, per a finalitzar en la inscripció romana que es conserva en un talús de la carretera.
I per a acabar el nostre homenatge a Quimet, l’últim poeta d’Algimia de Almonacid, que va morir a principis d’abril:
AMANTE DE AGOSTO, de JOAQUÍN SILVESTRE «Quimet»
Y pasó otro año
y llegó otro Agosto
fueron doce meses
de esperar ansioso
Y otra vez de nuevo
estoy a tu lado
Algimia del alma
cual enamorado
Y pasó otro año
doce meses duros
allá en la ciudad
de asfaltos impuros
Y otra vez me encuentro
saludando a amigos
aquellos que antaño
jugaron conmigo
Y pasó otro año
y un año más viejo
pero nada más
verte me rejuvenezco
Ya huelo tu aroma
ya siento, la suave brisa de tu sierra
cual beso de amor
que al rostro me diera
Y pasó otro año
Algimia querida
casi doce meses
sin tu compañía
Sin tus madrugadas
tus atardeceres
tus paseos sin prisas
entre cimas verdes
Y pasó otro año
y vuelven tus fiestas
campanas al viento
y noches de orquesta
Cenas en la plaza
canto de la aurora
fiesta de las mozas
Divina Pastora
Y pasó otro año
uno más uno más al cuerpo
pero a ti mi Algimia
más joven te encuentro
Y pasó otro año
sin apenas verte
pero ya llegó Agosto
¡qué suerte, qué suerte!
Y pasó otro año
y detrás vendrán otros
pero yo seré siempre tu
amante de Agosto