Xodos y los carlistas del "Tigre del Maestrazgo" (2ª Parte)

Xodos y los carlistas del «Tigre del Maestrazgo» (2ª Parte)

Mientras tanto Cabrera tomaba serias decisiones en la ciudad de Morella. Después de la evacuación de la ciudad eran muy pocas las fuerzas disponibles para resistir el sitio, de modo que decidió abandonar y huir esa misma noche junto con la guarnición. Muy malos presagios pasaban por su cabeza. Se cuenta que al ir a facilitarle algún dinero para el viaje, Cabrera se vació los bolsillos diciendo: “para morir no necesito dinero, ni quiero que se aprovechen mis enemigos”. Sus compañeros insistieron hasta que terminó convenciéndose, y así se procedió a coserle una bolsa con 10 piezas de oro en el fondo del chaleco para evitar que cayese en manos enemigas, mientras Cabrera se guardaba algunas pesetas más en el bolsillo.

2. Masía cerca de Xodos. Autor, Manel

Masía en el Penyagolosa. Autor, Manel

Fueron muchos los avatares que sufrieron Cabrera y los suyos por los montes del Maestrazgo, primero en El Boixar y después ocultándose en el monasterio de Santa María de Benifassà, el centro cultural y económico de toda la comarca. Pero al conocerse la derrota de sus compañeros en Calanda decidieron viajar hacia el sur y encaminarse a Xodos, con el fin de unirse también a los destacamentos que habían ido a parar a aquel pueblo desde Aragón. Al poco de llegar corrió el rumor de que se acercaba un batallón de los provinciales de León. Fueron momentos de angustia en los que muchos abandonaron Xodos, entre ellos Cabrera, mientras los que optaron por quedarse en el pueblo fueron apresados y posteriormente fusilados.

3. Estampa de un jinete carlista con Morella al fondo. Obra de Augusto-Ferrer Dalmau

Estampa de un jinete carlista con Morella al fondo. Obra de Augusto-Ferrer Dalmau

Ese fue el dramático origen de las partidas carlistas de Penyagolosa y el Maestrazgo: pequeños grupos de 6 o 7 hombres ocultos en las cuevas o masías de la zona, acosados por las patrullas del ejército cristino e indefensos ante los rigores de aquel primer invierno que se les echaba encima. No podían entrar en las poblaciones y ni siquiera dormir tranquilos en algún mal refugio de pastor. Cada pequeño destacamento merodeaba por el terreno que les era más conocido, o por donde pudiesen esperar recibir la ayuda de algún afín a la causa: lecho, cobijo, un poco de queso y pan o algunas pesetas. Hambrientos, enfermos y cubiertos muchas veces de harapos, ofrecían un cuadro penoso en el que más parecían bandidos que soldados del ejército del Pretendiente al trono de España… Pero todo cambió en unos pocos años, cuando Ramón Cabrera comenzó sus andaduras victoriosas por tierras de Castellón y Teruel, y la guerra de guerrillas terminó convirtiéndose en lo que más tarde Benito Pérez Galdós denominaría “La Campaña del Maestrazgo”, todo un honor resaltado con letras de oro en su monumental obra “Episodios Nacionales”.

4. Cruz y santuario de San Juan de Penyagolosa. Autor, Egaldu

Cruz y santuario de San Juan de Penyagolosa. Autor, Egaldu