
Paseando por Sant Mateu, capital histórica del Maestrazgo
El nombre de la población ya existía en territorio musulmán y, tras la conquista de estas tierras por el rey Jaume I de Aragón, Sant Mateu fue entregada a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén cuyo Maestre le otorgó carta de población en 1237. Durante casi un siglo los hospitalarios se encargaron de la administración de la villa, la justicia y el cobro de impuestos hasta la disolución de la Orden del Temple.
En la Corona de Aragón el rey Jaime II, ante la amenaza que representaba una orden del Hospital demasiado poderosa al absorber los bienes del Temple, consiguió la creación de una nueva orden exclusivamente valenciana, naciendo así la Orden de Santa María de Montesa en 1319 y convirtiendo a Sant Mateu en la capital del Maestrazgo (Maestrat), el territorio gobernado por el Maestre de la orden.

Plaza Mayor. Autor: Artfolc
El esplendor medieval de Sant Mateu bajo la Orden de Montesa
Bajo su jurisdicción Sant Mateu vivió los años de máximo esplendor. Entre los siglos XIII y XVII, la localidad y otras poblaciones vecinas vivieron un periodo de gran prosperidad gracias a la ganadería ovina. La lana constituía uno de los principales recursos de la economía local y supuso el nacimiento de un comercio y una producción que se convirtió en la mayor actividad artesanal de los pueblos en Els Ports y El Maestrat.
A comienzos del siglo XIV tejedores italianos descubren el potencial lanero castellonense y empiezan a controlar el comercio a través de la compañía Datini que estableció agencias con almacenes en las principales villas del Maestrat, en Sant Mateu en 1393, creando una red que controlaba toda la producción de lana.
Ya en el siglo XV la lana castellonense alcanzó un gran prestigio en Europa y con la entrada en el mercado internacional nació una potente clase social de comerciantes y drapers que controlaba toda la actividad, representada en Sant Mateu por la familia Comí.
Sant Mateu se convirtió en una de las poblaciones más relevantes del Reino de Valencia y el principal centro de comercialización de Castellón hasta el punto de que en los mercados europeos la apreciada lana de nuestras comarcas se conocía con la denominación genérica de Llana de Sant Mateu.
La riqueza generada por este negocio promovió, a lo largo de los siglos XIV-XV, la construcción de las murallas de la ciudad, de la iglesia arciprestal, y de numerosos palacios góticos y conventos. Además, la gran relevancia de Sant Mateu motivó que su elección, en varias ocasiones, para celebrar las Cortes Generales del Reino de Valencia.
Sin embargo, cuando el mercado de la lana entró en crisis, una parte importante de los comerciantes abandonaron Sant Mateu y dejaron a la zona sumida en una economía rural casi de subsistencia.
La huella de los cátaros
Cuando en el año 1184 el Papa Inocencio III fundó la Inquisición, el catarismo fue considerado una herejía y comenzó una implacable persecución de los cátaros (los buenos hombres y buenas mujeres) por todo el Languedoc condenándoles a la hoguera. Tras el asalto a su baluarte, el castillo de Montségur, los supervivientes huyeron hacia Italia, centro de Europa y España.
A principios del siglo XIV llegaron a las tierras castellonenses, conquistadas por Jaime I, los últimos cátaros exiliados para asentarse en ellas bajo la protección de este rey, cuyo padre murió luchando por defender los derechos de vasallaje sobre el Languedoc y su población cátara.
Morella y Sant Mateu fueron las principales poblaciones donde encontraron refugio y se integraron en la sociedad contribuyendo al desarrollo de sectores como la ganadería, la artesanía, el comercio o la arquitectura dada su magnífica preparación.
El cátaro más relevante, Guilleaume Belibaste, último Perfecto huido de Carcassone afincado en Morella, fue el fundador de la comunidad cátara en Sant Mateu, pero no consiguió librarse de la persecución ya que un enviado de la Inquisición le engañó para que volviera a Carcassone, y allí fue quemado en la hoguera en 1322.
El largo camino del éxodo que recorrieron estos hombres y mujeres hace más de 700 años, se ha convertido en un itinerario cultural conmemorativo, denominado La Ruta de los Últimos Cátaros, que conecta la Comunidad Valenciana con el Midi francés a través de Aragón y Cataluña. En Sant Mateu, que forma parte de esta ruta, el Paseo de los Cátaros que rodea las murallas de la ciudad recuerda el paso de los bons homes por esta localidad.
Un paseo por las calles de Sant Mateu muestra la importancia legendaria de esta población en el rico patrimonio monumental y artístico de su casco histórico declarado Bien de Interés Cultural en el año 2002.
El centro de la población es la Plaza Mayor porticada (s. XIV) con la Fuente del Ángel. En los alrededores, el conjunto gótico civil del Palacio Borrull, el Carreró dels jueus, y el Palacio de la Cort Nova donde se ubica el ayuntamiento. Completan el recorrido las murallas, les Presons y la Iglesia Arciprestal, monumento emblemático de la ciudad. Declarada Patrimonio Nacional en 1931, es una de las más bellas muestras de la arquitectura gótica valenciana, aunque reúne elementos de todos los estilos arquitectónicos desde el siglo XIII hasta el XVIII como la portada románica y dos tramos de la primitiva iglesia del siglo XIII; la nave gótica inacabada; la portada gótica lateral, conocida popularmente como la puerta falsa, o la geométrica torre campanario.

Ermita de la Mare de Déu dels Àngels. Autor: Jürgen Oswald
Lugar clave para la Orden de Montesa y para la cristiandad
Además de su valor artístico, la Iglesia Arciprestal de Sant Mateu tiene un gran valor histórico protagonizando hechos relevantes a lo largo de los siglos.
En el año 1317 se celebró, en el cementerio parroquial, el juramento del Maestrazgo a la Orden Militar de Santa María de Montesa y en los siglos siguientes tenían lugar en la iglesia las ceremonias de vasallaje en las que los Maestres de Montesa, señores del Maestrazgo, juraban respetar los derechos y privilegios, y proteger a los habitantes de la población, al tiempo que los vecinos, congregados todos en el templo, juraban fidelidad a la Orden.
Durante el conocido Cisma de Occidente, el acoso al que se vio sometida la sede de Aviñón obligó a Benedicto XIII (Pedro Martínez de Luna, el Papa Luna) a huir hacia la Corona de Aragón, donde contaba con el respaldo del monarca, eligiendo el estratégico castillo templario de Peñíscola para establecer su sede pontificia. Llegó primero a Sant Mateu y se instaló en el palacio del Maestre de Montesa hasta que acabaron las obras del castillo, siendo señor temporal de la población. Establecido ya en su sede, el Papa Luna volvió varias veces a Sant Mateu para expedir numerosas bulas y en el año 1414 para celebrar en la Iglesia Arciprestal dos sesiones del concilio rabínico-cristiano conocido como La disputa de Tortosa que finalizaron con el bautismo de más de 3.000 judíos por el propio Papa Luna. En 1999 las obras de restauración de la parte románica de la iglesia dejaron al descubierto precisamente la pila bautismal del siglo XIII que utilizó el Papa en esta conversión masiva.
Tras la muerte del Papa Luna, su sucesor Clemente VIII renunció finalmente a sus derechos sobre la Sede Apostólica en una ceremonia celebrada el 15 de agosto de 1429 en la Arciprestal de Sant Mateu dando fin al cisma de occidente, tras más de setenta años de división en el seno de la Iglesia Católica, lo que se considera el mayor hecho histórico acaecido en la villa.
El patrimonio natural de Sant Mateu
Una de las maravillas que se encuentran en su término municipal son los Olivos Monumentales, algunos milenarios, ejemplares impresionantes de gran belleza que se descubren en una sencilla ruta. De ellos se obtiene un excelente aceite de oliva que puede degustarse visitando alguna almazara de la localidad.
Otro lugar imprescindible es el impresionante Racó del Frare, Paraje Natural Municipal que destaca por sus imponentes relieves de muelas y riscos, y en cuyo ámbito se localizan dos yacimientos arqueológicos: la Cova dels Ermitans, necrópolis prehistórica hoy destruida y el Abric de Bonanza con imprecisas pinturas rupestres y posibles grafitos ibéricos.

Racó del Frare

Cova dels Encenalls
Traducció al valencià:
Passejant per Sant Mateu, capital històrica del Maestrat
El nom de la població ja existia en territori musulmà i, després de la conquesta d’estes terres pel rei Jaume I d’Aragó, Sant Mateu va ser lliurada a l’Orde Hospitalària de Sant Joan de Jerusalem el Mestre del qual li va atorgar carta de població en 1237. Durant quasi un segle els hospitalaris es van encarregar de l’administració de la vila, la justícia i el cobrament d’impostos fins a la dissolució de l’Orde del Temple.
En la Corona d’Aragó el rei Jaume II, davant l’amenaça que representava un orde de l’Hospital massa poderós en absorbir els béns del Temple, va aconseguir la creació d’un nou orde militar exclusivament valencià, naixent així l’Orde de Santa María de Montesa en 1319 i convertint a Sant Mateu en la capital del Maestrat (Maestrazgo), el territori governat pel Mestre de l’orde.
L’esplendor medieval de Sant Mateu sota l’Orde de Montesa
Sota la seua jurisdicció Sant Mateu va viure els anys de màxima esplendor. Entre els segles XIII i XVII, la localitat i altres poblacions veïnes van viure un període de gran prosperitat gràcies a la ramaderia ovina. La llana constituïa un dels principals recursos de l’economia local i va suposar el naixement d’un comerç i una producció que es va convertir en la major activitat artesanal dels pobles a Els Ports i El Maestrat.
Al començament del segle XIV teixidors italians descobriren el potencial llaner castellonenc i comencen a controlar el comerç a través de la companyia Datini que va establir agències amb magatzems en les principals viles del Maestrat (a Sant Mateu en 1393) creant una xarxa que controlava tota la producció de llana.
Ja en el segle XV la llana castellonenca va aconseguir un gran prestigi a Europa i amb l’entrada en el mercat internacional va nàixer una potent classe social de comerciants i drapers que controlava tota l’activitat, representada a Sant Mateu per la família Comí.
Sant Mateu es va convertir en una de les poblacions més rellevants del Regne de València i el principal centre de comercialització de Castelló fins al punt que en els mercats europeus l’apreciada llana de les nostres comarques es coneixia amb la denominació genèrica de Llana de Sant Mateu.
La riquesa generada per este negoci va promoure que, al llarg dels segles XIV-XV, es construïren les muralles de la ciutat, l’església arxiprestal, i nombrosos palaus gòtics i convents. A més, la gran rellevància de Sant Mateu va motivar la seua elecció, en diverses ocasions, per a celebrar les Corts Generals del Regne de València.
Tot i això, quan el mercat de la llana va entrar en crisi, una part important dels comerciants van abandonar Sant Mateu i van deixar a la zona sumida en una economia rural quasi de subsistència.
La petjada dels càtars
Quan l’any 1184 el Papa Inocencio III va fundar la Inquisició, el catarisme va ser considerat una heretgia i va començar una implacable persecució dels càtars (els bons homes i bones dones) per tot el Languedoc condemnant-los a la foguera. Després de l’assalt al seu baluard, el castell de Montségur, els supervivents van fugir cap a Itàlia, centre d’Europa i Espanya.
A principis del segle XIV van arribar a les terres castellonenques, conquistades per Jaume I, els últims càtars exiliats per a assentar-s’hi sota la protecció d’este rei, el pare del qual va morir lluitant per defendre els drets de vassallatge sobre el Languedoc i la seua població càtara.
Morella i Sant Mateu van ser les principals poblacions on van trobar refugi i es van integrar en la societat contribuint al desenrotllament de sectors com la ramaderia, l’artesania, el comerç o l’arquitectura donada la seua magnífica preparació.
El càtar més rellevant, Guilleaume Belibaste, últim Perfecte fugit de Carcassone establert a Morella, va ser el fundador de la comunitat càtara a Sant Mateu, però no va aconseguir alliberar-se de la Inquisició ja que un enviat seu el va enganyar perquè tornara a Carcassone i allí va ser cremat en la foguera l’any 1322.
El llarg camí de l’èxode que van recórrer estos homes i dones fa més de 700 anys, s’ha convertit en un itinerari cultural commemoratiu, denominat La Ruta dels Últims Càtars, que connecta la Comunitat Valenciana amb el Midi francés a través d’Aragó i Catalunya. A Sant Mateu, que forma part d’esta ruta, el Passeig dels Càtars que envolta les muralles de la ciutat recorda el pas dels bons homes i bones dones per esta localitat.
Un passeig pels carrers de Sant Mateu mostra la importància llegendària d’esta població en el ric patrimoni monumental i artístic del seu centre històric declarat Bé d’Interés Cultural l’any 2002.
El centre de la població és la Plaça Major porticada (s. XIV) amb la Font de l’Àngel. Als voltants, el conjunt gòtic civil del Palau Borrull, el Carreró dels jueus, i el Palau de la Cort Nova on es troba l’ajuntament. Completen el recorregut les muralles, Les Presons i l’Església Arxiprestal, monument emblemàtic de la ciutat. Declarada Patrimoni Nacional en 1931, és una de les més belles mostres de l’arquitectura gòtica valenciana, encara que reunix elements de tots els estils arquitectònics des del segle XIII fins al XVIII, com la portada romànica i dos trams de la primitiva església del segle XIII; la nau gòtica inacabada; la portada gòtica lateral, coneguda popularment com la porta falsa, o la geomètrica torre campanar.
Lloc clau per a l’Orde de Montesa i per a la cristiandat
A més del seu valor artístic, l’Església Arxiprestal de Sant Mateu té un gran valor històric protagonitzant fets rellevants al llarg dels segles.
L’any 1317 es va celebrar, en el cementeri parroquial, el jurament del Maestrat a l’Orde Militar de Santa María de Montesa i en els segles següents tenien lloc a l’església les cerimònies de vassallatge en les quals els Mestres de Montesa, senyors del Maestrat, juraven respectar els drets i privilegis, i protegir els habitants de la població, al mateix temps que els veïns, congregats tots en el temple, juraven fidelitat a l’Orde.
Durant el conegut Cisma d’Occident, l’assetjament al qual es va veure sotmesa la seu d’Avinyó va obligar a Benedicto XIII (Pedro Martínez de Luna, el Papa Luna) a fugir cap a la Corona d’Aragó, on comptava amb el suport del monarca, triant l’estratègic castell templer de Peníscola per a establir la seua seu pontifícia. Va arribar primer a Sant Mateu i es va instal·lar en el palau del Mestre de Montesa fins que van acabar les obres del castell, sent senyor temporal de la població. Establit ja en la seua seu, el Papa Luna va tornar varies vegades a Sant Mateu per a expedir nombroses butles i en l’any 1414 per a celebrar a l’Església Arxiprestal dos sessions del concili rabínic-cristià conegut com La disputa de Tortosa que van finalitzar amb el baptisme de més de 3.000 jueus pel propi Papa Luna. En 1999 les obres de restauració de la part romànica de l’església van deixar al descobert, precisament, la pila baptismal del segle XIII que va utilitzar el Papa en esta conversió massiva.
Després de la mort del Papa Luna, el seu successor Clemente VIII va renunciar finalment als seus drets sobre la Seu Apostòlica en una cerimònia celebrada el 15 d’agost de 1429 en l’Arxiprestal de Sant Mateu donant fi al Cisma d’Occident, després de més de setanta anys de divisió en el si de l’Església Catòlica, la qual cosa es considera el major fet històric esdevingut en la vila.
El patrimoni natural de Sant Mateu
Una de les meravelles que es troben en el seu terme municipal són les Oliveres Monumentals, algunes mil·lenàries, exemplars impressionants de gran bellesa que es descobrixen en una senzilla ruta. D’elles s’obté un excel·lent oli d’oliva que pot degustar-se visitant alguna almàssera de la localitat.
Un altre lloc imprescindible és l’impressionant Racó del Frare, Paratge Natural Municipal que destaca pels seus imponents relleus de moles i cingles, i en l’àmbit dels quals es localitzen dos jaciments arqueològics: la Cova dels Ermitans, necròpoli prehistòrica hui destruïda i l’Abric de Bonanza amb imprecises pintures rupestres i possibles grafits ibèrics.

Ermita de la Mare de Déu dels Àngels de Sant Mateu