Los oficios de la Sierra de Espadán: los hornos de cal

Los oficios de la Sierra de Espadán: los hornos de cal

Nuestro Parque Natural preferido de la provincia de Castellón es el de la Serra Espadà, por su proximidad, características, singularidad y por su carga histórica. La Serra Espadà encierra muchos secretos que os iremos contando.
El Parque Natural de la Serra Espadà es el de mayor extensión de la Comunidad Valenciana, y en él se ubican los términos de 19 municipios, por lo que la red de senderos es muy amplia. No debemos olvidar que los senderos por los que hoy paseamos eran las antiguas vías de comunicación entre los pueblos. Hace unas décadas la gente no tenía coche, iban andando o con carro, no lo olvidemos.
Una de las rutas que más nos gusta es la de los Órganos de Benitandús.
Nuestro punto de inicio es la pedanía de Benitandús. Después de medio kilómetro dirección Tales dejamos la carretera y seguimos una senda a la izquierda que comienza a subir. Seguimos las marcas de pintura blanca y amarilla del PRV161 que en este tramo sigue el trazado del antiguo camino de Benitandús a Sueras, y que en un punto se desvía a la izquierda.

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Seguimos subiendo zigzagueando hasta llegar a los Órganos. Aquí se puede descansar y disfrutar de las vistas.

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Como siempre son espectaculares.

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Luego se continúa hasta llegar al collado, donde se puede enlazar con los senderos que van hacia La Font de Castro o hacia Alcudia de Veo.
Seguimos dirección Alcudia de Veo encontrándonos con varias trincheras por el camino, y continuamos por la cima hasta llegar con un cruce con otro sendero, donde encontramos una calera, que nos sirve de referencia.

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En este punto, la senda sigue a la derecha hacia Pedralba y a la izquierda de vuelta a Benitandús.
La calera. Siempre se toma de punto de referencia, pero casi siempre pasa desapercibida.
Una calera u horno de cal es una construcción que se hacía con piedra y fango, y en cuyo interior se realizaba una combustión con leña para obtener cal de las piedras calcáreas.
En el pasado la cal se utilizaba masivamente: en la construcción, en el campo de la higiene y en el campo de la medicina.
En la construcción se empleaba como material de unión de la mampostería, hasta que se sustituyó por el cemento. Y también se empleaba para impermeabilizar las paredes. Por ello las casas de los pueblos tenían ese color blanco característico, por la película de carbonato de calcio que cubría sus fachadas.
En el ámbito de la higiene, se empleaba como desinfectante en pozos ciegos y depósitos, granjas de animales, espacios con enfermos, espacios donde moría una persona, etc. para evitar la propagación de enfermedades infecciosas. También se empleaba como antiséptico, en espacios cerrados con gran afluencia de gente como las Iglesias.
En el campo de la medicina, el agua de cal se empleaba para tratar laringitis, faringitis y amigdalitis, en preparados contra vómitos y diarreas, como antiácido, etc.
En la actualidad la cal se sigue empleando en multitud de procesos industriales, pero los usos anteriormente indicados eran los habituales hace un siglo entre los habitantes de los pueblos, por ello su enorme importancia.
Las caleras u hornos de cal servían para obtener la cal de las piedras calcáreas. Se construían normalmente en terrenos con pendiente, y donde la materia prima, las piedras y la leña fueran abundantes. Se realizaba un hueco de unos 2 metros de profundidad y 4 metros de diámetro, y se construía la caja con paredes de piedra seca unidas con arcilla. Se dejaba una apertura, por donde entrar la leña y la piedra, y en la parte superior se colocaba una piedra plana.
La elaboración de la cal era un trabajo en el que los maestros del oficio debían mostrar su amplia experiencia, porque cuando el horno se encendía, no se podía parar hasta que la piedra estaba correctamente cocida.
La cocción en el horno se realizaba entre abril y septiembre, los meses de menor humedad, y durante el resto del año se dedicaban a recoger la leña. Esta se transportaba en fajos, a la espalda o en carro. También se tenía que hacer el acopio de las piedras, picándolas y transportándolas, también con carro o con mulo hasta el horno.
Como el proceso de la hornada duraba días y no se podía parar, los maestros del oficio tenían que prepararse una barraca para poder comer y dormir durante esos días.
Las piedras se colocaban de manera circular según su tamaño, abajo las más grandes y arriba las más pequeñas. Y por la parte inferior se metía la leña.

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Ilustración. Fuente: www.almadiasdenavarra.com

Se encendía el horno, y no se podía parar hasta que el maestro veía que la piedra estaba bien cocida, lo cual detectaba según su experiencia por el color blanquecino y porque desaparecían las juntas entre las piedras. El proceso de cocción duraba entre 10 y 15 días sin interrupción, y la piedra calcárea se transformaba en cal viva.

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Ilustración. Fuente: www.almadiasdenavarra.com

El horno llegaba a temperaturas entre 800 y 1000 ºC para que el carbonato de calcio se liberara del anhidrido carbónico y pasara a óxido de calcio.
Luego ya vendían la piedra transformada entera o el polvo de calcio.
Hacia los años 50-60 se dejó de cocer en estos hornos.
Todavía hoy podemos encontrar estos hornos o caleras por todos lados en la Sierra Espadán. Al estar semienterrados, medio derruidos y cubiertos por vegetación, pasan desapercibidos, pero tuvieron un enorme valor. Así que ahora por lo menos hemos de recordar dicho valor.

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Traducció al valencià:

ELS OFICIS DE LA SERRA ESPADÀ: ELS FORNS DE CALÇ

El nostre Parc Natural preferit de la província de Castelló és el de la Serra Espadà, per la seua proximitat, característiques, singularitat i per la seua càrrega històrica. La Serra Espadà tanca molts secrets que vos anirem contant.
El Parc Natural de la Serra Espadà és el de major extensió de la Comunitat Valenciana, i compren els termes de 19 municipis, per la qual cosa la xarxa de sendes és molt àmplia. No hem d’oblidar que les sendes pels quals hui passegem eren les antigues vies de comunicació entre els pobles. Fa unes dècades la gent no tenia cotxe, anaven caminant o amb carro, no ho oblidem.
Una de les rutes que més ens agrada és la dels Orgues de Benitandús.
El nostre punt d’inici és la pedania de Benitandús. Després de mig quilòmetre, direcció Tales, deixem la carretera i seguim una senda a l’esquerra que comença a pujar. Seguim les marques de pintura blanca i groga del PRV161 que en este tram seguix el traçat de l’antic camí de Benitandús a Suera, i que en un punt es desvia a l’esquerra.

Continuem pujant zigzaguejant fins a arribar als Orgues. Ací es pot descansar i gaudir de les vistes. Com sempre són espectaculars.

Després es continua fins a arribar al tossal, on es pot enllaçar amb les sendes que van cap a La Font de Castro o cap a l’Alcúdia de Veo. Seguim direcció l’Alcúdia de Veo trobant-nos amb unes quantes trinxeres pel camí, i continuem per la cima fins a arribar amb un encreuament amb un altra senda, on trobem un forn de calç, que ens servix de referència.

En este punt, la senda seguix a la dreta cap a Pedralba i a l’esquerra de tornada a Benitandús.
El forn de calç. Sempre es pren com a punt de referència, però quasi sempre passa desapercebut.
Un forn de calç és una construcció que es feia amb pedra i fang, i en l’interior de la qual es realitzava una combustió amb llenya per a obtindre calç de les pedres calcàries.
En el passat la calç s’utilitzava massivament: en la construcció, en el camp de la higiene i en el camp de la medicina.
En la construcció s’emprava com a material d’unió de la maçoneria, fins que es va substituir pel ciment. I també s’emprava per a impermeabilitzar les parets. Per això les cases dels pobles tenien eixe color blanc característic, per la pel·lícula de carbonat de calci que cobria les seues fatxades.
En l’àmbit de la higiene, s’emprava com a desinfectant en pous cegos i depòsits, granges d’animals, espais amb malalts, espais on moria una persona, etc. per a evitar la propagació de malalties infeccioses. També s’emprava com a antisèptic, en espais tancats amb gran afluència de gent com les Esglésies.
En el camp de la medicina, l’aigua de calç s’emprava per a tractar laringitis, faringitis i amigdalitis, en preparats contra vòmits i diarrees, com antiàcid, etc.
En l’actualitat la calç es continua emprant en multitud de processos industrials, però els usos anteriorment indicats eren els habituals fa un segle entre els habitants dels pobles, per això la seua enorme importància.
Els forns de calç servien per a obtindre la calç de les pedres calcàries. Es construïen normalment en terrenys amb pendent, i on la matèria primera, les pedres, i la llenya foren abundants. Es realitzava un buit d’uns 2 metres de profunditat i 4 metres de diàmetre, i es construïa la caixa amb parets de pedra seca unides amb argila. Es deixava una obertura, per on entrar la llenya i la pedra, i en la part superior es col·locava una pedra plana.
L’elaboració de la calç era un treball en què els mestres de l’ofici havien de mostrar la seua àmplia experiència, perquè quan el forn s’encenia, no es podia parar fins que la pedra estava correctament cuita.
La cocció en el forn es realitzava entre abril i setembre, els mesos de menor humitat, i durant la resta de l’any es dedicaven a arreplegar la llenya. Esta es transportava en feixos, a l’esquena o en carro. També s’havia de fer l’arreplega de les pedres, picant-les i transportant-les, també amb carro o amb mul fins al forn.
Com el procés de la fornada durava dies i no es podia parar, els mestres de l’ofici havien de preparar-se una barraca per a poder menjar i dormir durant eixos dies.
Les pedres es col·locaven de manera circular segons la seua dimensió, baix les més grans i dalt les més xicotetes. I per la part inferior es ficava la llenya.

S’encenia el forn, i no es podia parar fins que el mestre veia que la pedra estava ben cuita, la qual cosa detectava, segons la seua experiència, pel color blanquinós i perquè desapareixien les juntes entre les pedres. El procés de cocció durava entre 10 i 15 dies sense interrupció, i la pedra calcària es transformava en calç viva.

El forn arribava a temperatures entre 800 i 1000 ºC perquè el carbonat de calci s’alliberara de l’anhídrid carbònic i passara a òxid de calci.
Després ja venien la pedra transformada sencera o la pols de calci.
Cap als anys 50-60 es va deixar de coure en estos forns.
Encara hui podem trobar estos forns per tot arreu en la Serra Espadà. Com que estan mig soterrats, mig derruïts i coberts per vegetació, passen desapercebuts, però van tindre un enorme valor. Així que ara al menys cal recordar el seu valor.

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Un artículo de Sabina Pitarch. Naturaleza en Familia. www.naturalezaenfamilia.com
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Fotografía de portada: Sierra Espadán. Autor, Ricardo Barberá.