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VILAFAMÉS, UN PUEBLO CON MUCHO ARTE

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que en esta localidad de la Plana Alta coincidieron numerosos artistas españoles de diferentes disciplinas atraídos por la belleza de su casco histórico y de su entorno.

Llegaron a Vilafamés de la mano del crítico de arte valenciano Vicente Aguilera Cerni quien, cautivado por la belleza del pueblo de su tío, planteó la idea de crear en la población un museo de arte contemporáneo. Tras la buena acogida de la corporación municipal y de su entonces alcalde, Vicente Benet, en 1969 se organizó una exposición de 15 obras en el Museo del Vino, la actual Sala Quatre Cantons.

Pero esta no sería una exposición cualquiera: todos aquellos que quisieran presentar su obra debían ser de la localidad o tener casa en Vilafamés. Fue en ese momento cuando artistas como Uiso Alemany, Progreso o Gabriel Cantalapiedra adquirieron una casa en el pueblo.

El éxito fue tal que el 28 de agosto de ese mismo año se firmó el acta fundacional del museo. El año siguiente se volvió a celebrar una exposición en el Museo del Vino con la misma premisa que la anterior, alcanzando las 23 obras.

Museo Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni

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Cada vez fueron más los artistas que adquirieron una residencia en Vilafamés, como Joaquín Michavila, José Palanca, Agustín de Celis y Miranda d’Amico, entre muchos otros y la labor de restauración de sus casas fue fundamental para conservar el casco antiguo del municipio.

Ya en 1972, el Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerní de Vilafamés abrió sus puertas en la actual ubicación, el Palacio del Batlle, con 150 obras, impulsando en el pueblo una expansión artística y cultural sin precedentes.

Hoy, este palacio del siglo XV perteneciente al gótico civil valenciano acoge una importantísima colección de 300 obras de arte contemporáneo (aunque el fondo es de 600), desde los años 20 hasta la actualidad, repartidas en 29 salas.

Al deambular por ellas, el visitante se adentra en la historia más reciente del arte con obras de Miró, Tàpies o Basquiat, entre un total de 500 artistas de todo el mundo. Todo un desafío para un pueblo de menos de 2.000 habitantes.

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Pero Vilafamés entiende de desafíos. ¿El principal? La Roca Grossa, una gran mole de rodeno (arenisca roja) de 2.163 toneladas que se mantiene en equilibrio sobre un terreno inclinado. Cómo llegó allí es todo un misterio y aunque parece ser el resultado de la extracción de piedra de la montaña durante la época de construcción de la Iglesia Parroquial, es protagonista de diversas supersticiones y leyendas.

Según se cuenta, la enorme roca tiene el poder de conceder deseos. Para ello, hay que tocarla y pedir tres, de los cuales la roca grossa sólo concederá uno, así que hay que pensar muy bien que es lo que le vamos a pedir.

De otra de las leyendas proviene el sobrenombre de los vilafamesinos y vilafamesinas: Cul Roig (Culo Rojo). Se cuenta que los pobladores de Vilafamés decidieron bajar sus viviendas a la zona llana de la localidad usando una cuerda para moverlas. Al llegar a la zona de la Roca Grossa, los porteadores resbalaban con el barro rojizo de la roca y caían al suelo, tiñendo el trasero de sus pantalones de color rojizo.

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Paseando por Vilafamés

Alrededor de la calle de la Font se concentran los edificios más emblemáticos del trazado urbano de Vilafamés, entre los que se encuentra la Iglesia de la Asunción y la de la Sang, la primera edificación cristiana de la localidad, dedicada a Santa María. Construida tras la conquista de Jaime I, mantiene elementos arquitectónicos preexistentes, como el aljibe de época hispanomusulmana que forma parte de la muralla.

De hecho, los aljibes fueron de especial importancia durante el período musulmán y hoy conforman una ruta por la Plana de l’Arc, que agrupa, junto a Vilafamés, los pueblos de Benlloc, Cabanes, Les Coves de Vinromà, La Torre d’en Doménec, Vall d’Alba y Vilanova d’Alcolea.

En la plaza de la Sang también se encuentra la antigua Casa de la Vila, de origen medieval, y cerca, en el Quartijo, se erigen las construcciones más antiguas de la población. Subiendo por la escalinata se accede al castillo que domina la población desde su punto más elevado.

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De origen andalusí (de ahí que se denomine al lugar Beni-Hamez en diversos documentos), el castillo es hoy uno de los pocos ejemplos de la arquitectura carlista del siglo XIX de la Comunitat Valenciana. Conquistado por Jaime I en 1233 y reformado en varias ocasiones a lo largo de la historia, los primeros vestigios conservados datan del siglo XIV, momento en que el maestre de la Orden de Montesa obligó a la población de Vilafamés a reparar y reforzar las fortificaciones del lugar, convirtiéndose en un castillo-palacio.

De aquellos años permanecen trazas de la muralla junto a la torre central circular, erigida durante las guerras carlistas para ser usada por fusileros y artilleros.

Tómate con calma la subida, disfruta de cada callejuela y rincón, y cuando llegues al castillo tendrás unas impresionantes vistas de todo el pueblo.

Gracias a todo su legado histórico, cultural y natural, Vilafamés es Bien de Interés Cultural desde 2005 y forma parte de Los Pueblos Más Bonitos de España. Y no es de extrañar, ya que visitarlo es mucho más que conocer un pueblo bonito; es adentrarse en la historia de la humanidad; acercarse a las tradiciones de este rincón de la provincia de Castellón; desafiar la gravedad junto a una roca suspendida de más de 2.000 toneladas; conocer la crónica de un castillo conquistado por Jaime I; y visitar un museo de arte contemporáneo propio de las grandes capitales del mundo.

Pero lo mejor llega con las pequeñas cosas, cuando cae el sol y la niebla y la melodía de los pájaros se convierte en el mejor escenario para desconectar. El mismo en el que los artistas del siglo pasado encontraron inspiración.

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Traducció al valencià:

VILAFAMÉS, UN POBLE AMB MOLT D’ART

Va haver-hi un temps, no gaire llunyà, en el qual en esta localitat de la Plana Alta van coincidir nombrosos artistes espanyols de diferents disciplines atrets per la bellesa del seu centre històric i del seu entorn.

Van arribar a Vilafamés de la mà del crític d’art valencià Vicent Aguilera i Cerni qui, captivat per la bellesa del poble del seu oncle, va plantejar la idea de crear en la població un museu d’art contemporani. Després del bon acolliment de la corporació municipal i del seu llavors alcalde, Vicente Benet, en 1969 es va organitzar una exposició de 15 obres en el Museu del Vi, l’actual Sala Quatre Cantons.

Però esta no seria una exposició qualsevol: tots aquells que volgueren presentar la seua obra havien de ser de la localitat o tindre casa a Vilafamés. Va ser en eixe moment quan artistes com Uiso Alemany, Progrés o Gabriel Cantalapiedra van adquirir una casa al poble.

L’èxit va ser tal que el 28 d’agost d’eixe mateix any es va signar l’acta fundacional del museu. L’any següent es va tornar a celebrar una exposició en el Museu del Vi amb la mateixa premissa que l’anterior, aconseguint les 23 obres.

Cada vegada van ser més els artistes que van adquirir una residència a Vilafamés, com Joaquín Michavila, José Palanca, Agustín de Celis i Miranda d’Amico, entre molts altres i la labor de restauració de les seues cases va ser fonamental per a conservar el barri antic del municipi.

Ja en 1972, el Museu d’Art Contemporani Vicente Aguilera Cerní de Vilafamés va obrir les seues portes en l’actual ubicació, el Palau del Batlle, amb 150 obres, impulsant al poble una expansió artística i cultural sense precedents.

Hui, este palau del segle XV pertanyent al gòtic civil valencià, acull una importantíssima col·lecció de 300 obres d’art contemporani (encara que el fons és de 600), des dels anys 20 fins a l’actualitat, repartides en 29 sales.

En deambular per elles, el visitant s’endinsa en la història més recent de l’art amb obres de Miró, Tàpies o Basquiat, entre un total de 500 artistes de tot el món. Tot un desafiament per a un poble de menys de 2.000 habitants.

Però Vilafamés entén de desafiaments. El principal? La Roca Grossa, una gran mola de rodeno (gres roig) de 2.163 tones que es manté en equilibri sobre un terreny inclinat. Com va arribar allí és tot un misteri i, encara que sembla ser el resultat de l’extracció de pedra de la muntanya durant l’època de construcció de l’Església Parroquial, és protagonista de diverses supersticions i llegendes.

Segons es compta, l’enorme roca té el poder de concedir desitjos. Per aconseguir-ho, cal tocar-la i demanar tres, dels quals la roca grossa només concedirà un, així que cal pensar molt bé que és el que li demanarem.

D’una altra de les llegendes prové el sobrenom dels vilafamesins i vilafamesines: Cul Roig (Culo Rojo). Es conta que els pobladors de Vilafamés van decidir baixar les seues cases al pla de la localitat usant una corda per a moure-les. En arribar a la zona de la Roca Grossa, els portadors esvaraven amb el fang vermellós de la roca i queien a terra, tenyint el darrere dels seus pantalons de color roig.

Passejant per Vilafamés

Al voltant del carrer de la Font es concentren els edificis més emblemàtics del traçat urbà de Vilafamés, entre els quals es troba l’Església de l’Asunción i la de la Sang, la primera edificació cristiana de la localitat, dedicada a Santa Maria. Construïda després de la conquesta de Jaume I, manté elements arquitectònics preexistents, com l’aljub d’època hispanomusulmana que forma part de la muralla.

De fet, els aljubs van ser d’especial importància durant el període musulmà i hui conformen una ruta per la Plana de l’Arc, que agrupa, al mateix Vilafamés, i als pobles de Benlloc, Cabanes, Les Coves de Vinromà, La Torre d’en Domènec, Vall d’Alba i Vilanova d’Alcolea.

En la plaça de la Sang també es troba l’antiga Casa de la Vila, d’origen medieval, i a prop, en el Quartijo, s’erigeixen les construccions més antigues de la població. Pujant per l’escalinata s’accedeix al castell que domina la població des del seu punt més elevat.

D’origen andalusí (d’aquí ve que es denomine al lloc Beni-Hamez en diversos documents), la construcció és hui un dels pocs exemples de l’arquitectura carlista del segle XIX de la Comunitat Valenciana. Conquistat per Jaume I en 1233 i reformat en diverses ocasions al llarg de la història, els primers vestigis conservats daten del segle XIV, moment en què el Maestre de l’Orde de Montesa va obligar la població de Vilafamés a reparar i reforçar les fortificacions del lloc, convertint-se en un castell-palau.

D’aquells anys romanen traces de la muralla al costat de la torre central circular, erigida durant les guerres carlistes per a ser usada per fusellers i artillers.

Pren-te amb calma la pujada, gaudeix de cada carreró i racó, i quan arribes al castell tindràs unes impressionants vistes de tot el poble.

Gràcies a tot el seu llegat històric, cultural i natural, Vilafamés és Bé d’Interés Cultural des de 2005 i forma part dels Pobles Més Bonics d’Espanya. I no és d’estranyar, ja que visitar-ho és molt més que conéixer un poble bonic; és endinsar-se en la història de la humanitat; acostar-se a les tradicions d’este racó de la província de Castelló; desafiar la gravetat al costat d’una roca suspesa de més de 2.000 tones; conéixer la crònica d’un castell conquistat per Jaume I; i visitar un museu d’art contemporani propi de les grans capitals del món.

Però el millor arriba amb les xicotetes coses, quan cau el sol i la boira i la melodia dels ocells es converteix en el millor escenari per a desconnectar. El mateix en el qual els artistes del segle passat van trobar inspiració.