Recorriendo Culla. La vida en las masías de L’Alt Maestrat (1ª Parte)
El entorno de Culla se extiende inmenso a los pies de su castillo roquero, alternando barrancos espectaculares, llanos cubiertos de bosque y muelas donde el blanco de la caliza destella silencioso a la luz de la mañana. Este es el paisaje que descubriremos en la excursión familiar del próximo domingo 26 de octubre, y en donde las masías son sin duda uno de sus paisajes humanos más queridos… Desde la conquista iniciada en el siglo XIII, los señores feudales establecieron un hábitat disperso de acuerdo a la tradición musulmana (el mansum), y que incluía tipos que iban desde la alquería del Molinell y las casas situadas a los pies de la fortaleza, hasta asentamientos muy pequeños y ocupados por una sola familia.
Vista de Culla desde la Ermita de San Cristóbal. Autor, Jorge Sanz
La presencia de profundos barrancos y la escasez de llanuras para el cultivo, hizo necesario desde un principio el establecimiento de masías para aprovechar las pocas áreas favorables del término. El mas d’en Joca, el de les Ombries, el mas de Moncàtil y el de Motxellos cierran por el norte este tipo de explotaciones, mientras que en las inmediaciones del pueblo destacan el mas de na Piquera (antiguamente denominado mas de la Bassa d’en Pons), el mas de la Font de l’Onzell y el de Matamoros. Hacia el sur, en cambio, sobre la línea de campos de cultivo de Vilella y la lloma d’en Bom, encontramos construcciones con nombres tan sonoros como el mas dels Oms, el de la Mezquita o el mas del Teixo.
Mas de Penya Calba. Autor, Virgili Verge Marcos
Buena parte de las parcelas asociadas a las masías se destinaban a la producción de cereal. Era frecuente también la viña, así como huertas de pequeño tamaño en el fondo de los barrancos y valles más húmedos. A menudo una balsa o un simple pozo era suficiente para cultivar humildes parcelas de hortalizas y verduras, casi siempre al amparo de un muro de piedra seca. La ganadería también tenía un peso específico en la vida de Culla, gracias al aprovechamiento de pastos en las umbrías y a la producción de forraje. Para gran parte del interior montañoso fue muy importante el ganado ovino, aunque gracias a los pastos se mantenían otros animales como asnos, toros y vacas. Todos ellos eran imprescindibles en los trabajos agrícolas y en los desplazamientos que se efectuaban de masía a masía, o bien desde éstas hacia el pueblo. Junto a la vivienda principal o al otro lado de la era, los masoveros criaban cerdos, conejos, gallinas, ocas y palomas, los cuales eran un complemento dietético fundamental en este entorno especialmente difícil para el asentamiento. Continuará…
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